Impulsado por Jan Vesely, autor de 27 puntos, el Barça ganó este miércoles el primer clásico de la era Grimau contra el Real Madrid (83-78), un triunfo balsámico que frenó la caída libre del cuadro azulgrana y podría convertirse en un punto de inflexión.
Como había admitido Nico Laprovittola en la previa, el conjunto catalán tenía este miércoles mucho más a ganar que el Real Madrid, que llegaba a la cita como el equipo más en forma de Europa, líder destacado de la Euroliga y claro favorito a la victoria.
Inmerso en una racha de siete derrotas en los últimos diez partidos, el Barça se jugaba mucho más que la victoria y exhibió una clara mejoría, sobre todo en la agresividad, la ambición y la concentración. Tras una primera mitad de alta anotación (45-47), los azulgranas subieron el listón en defensa y despegaron con un parcial de 14-0 irreversible al inicio del último cuarto.
Dzanan Musa (19 puntos) y Mario Hezonja (16) fueron los máximos anotadores del Real Madrid, mientras que Nico Laprovittola (14), Nikola Kalinic (13) y Jabari Parker (10) secundaron la exhibición de Vesely en el conjunto barcelonista.
El Barça necesitaba revulsivos y Grimau apostó por un quinteto inicial alto e inédito con Satoransky, Kalinic, Parker, Da Silva y Vesely para jugar la defensa de cambios y proteger la pintura. Si el movimiento sorprendió a Chus Mateo, no se notó. El Real Madrid movió rápido el balón y abrió brecha con 13 puntos de Musa, autor de cuatro triples (14-22, min.7).
A diferencia de los últimos partidos, el arreón no descentró a los azulgranas. Alimentado de inicio por los tiros de Kalinic, Parker y Vesely desde la media distancia, el conjunto catalán mantuvo la agresividad defensiva cuando ambos equipos apostaron por quintetos más bajos y apretó el marcador al final del primer asalto (21-25).
Los ataques se impusieron a las defensas en un segundo cuarto de mucho ritmo y acierto. Llull y Laprovittola espolearon el intercambio de puntos, al que pronto se sumaron Poirier y Vesely. La vorágine anotadora, que cerró Brizuela con un triple sobre la bocina del descanso (45-47), mantuvo en todo momento a los blancos en ventaja.
Ambos conjuntos subieron el listón físico y perdieron puntería tras el paso por vestuarios, y en este contexto escasez ofensiva el Barça aprovechó el rebote ofensivo para completar la remontada (54-50, min.25).
Fue un dominio efímero, pues el cuadro azulgrana se secó en cuanto el Real Madrid cerró el rebote y el equipo blanco volvió a tomar la delantera al final del tercer cuarto con tiros de Sergio Rodríguez y Hezonja (60-62).
La decisión arbitral de resolver con sendas antideportivas un codazo de Sergio Rodríguez sobre Laprovittola, y el posterior empujón del argentino sobre el canario, encendió a los 7.488 espectadores que coparon el Palau Blaugrana.
Impulsado por su público, el Barça ahogó a un Real Madrid que solo podía errar triples forzados sobre el límite de la posesión, y abrió brecha con nueve puntos de Vesely y un triple de Kalinic (74-62, min.35). Sin embargo, un 2+1 de Campazzo y un triple de Causeur en escasos segundos forzaron el tiempo muerto de Grimau.
A menos de dos minutos del final llegó la secuencia decisiva. Musa falló un triple desde la esquina que habría acercado a dos puntos al Real Madrid y Laprovittola anotó de tres puntos en la acción posterior (83-75, min.39).
Con esta victoria (83-78), el Barça se convirtió en el segundo equipo que derrota al Real Madrid en la Euroliga y logró el primer triunfo en un clásico de la era Grimau, que coge oxígeno.