La selección española de balonmano peleará por sexta ocasión consecutiva por las medallas en un Campeonato de Europa, tras certificar este martes su clasificación para las semifinales del Europeo de Hungría y Eslovaquia al imponerse por un agónico 27-28 a Polonia gracias a dos sensacionales paradas del portero Rodrigo Corrales en los últimos segundos.
La portería española no había funcionado en toda la segunda mitad -Rodrigo Corrales y Gonzalo Pérez de Vargas tenían un cero en su casillero de paradas-, hasta que llegó el último minuto del encuentro.
Rodrigo Corrales tenía en la mente lo ocurrido en el encuentro amistoso que enfrentó a españoles y polacos en los días previos al inicio del Europeo, en el que, con una milagrosa parada final, propició la victoria (26-25) de los Hispanos.
Si en el duelo disputado en Cuenca el portero gallego fue decisivo con su parada final, este martes en Bratislava selló el billete del conjunto español a las semifinales con dos intervenciones salvadoras.
A falta de cuarenta segundos para la conclusión evidenció sus increíbles reflejos con una sensacional parada al extremo polaco Arkadiusz Moryto, que hasta entonces sólo había fallado un lanzamiento, y evitó el empate.
Pero el balón llegó rechazado al extremo contrario, donde Jan Czuwara se topó de nuevo con un agigantado Rodrigo Corrales, que, con una nueva intervención, rubricó el triunfo el equipo español.
Una victoria que los de Jordi Ribera parecieron salir dispuestos a lograr por la vía rápida gracias a un excepcional trabajo defensivo.
Liderados por Gedeón Guardiola e Iñaki Peciña, no sólo lograron limitar la capacidad de lanzamiento exterior del conjunto polaco, mermado por la ausencia de Szymon Sicko, sino que además obligaron a arriesgados pases que propiciaron numerosas pérdidas de balón.
Hasta cuatro balones recuperó el equipo español en los primeros nueve minutos de juego, lo que le permitió sacar a relucir su veloz juego de contraataque para situarse con una ventaja de cuatro tantos (2-6).
Pero en el momento en el que dejaron de robar más balones surgieron los problemas para los Hispanos, que volvieron a mostrar las mismas carencias en el ataque estático que ya exhibieron en los dos últimos encuentros ante Rusia y Noruega.
Sin lanzamiento exterior, pese al retorno al equipo de Joan Cañellas una vez superado el coronavirus, la selección española comenzó a tener cada vez más problemas para generar espacios en una defensa polaca anclada sobre la línea de seis metros.
Y cuando España logró encontrar el más mínimo resquicio entre los fornidos defensores polacos volvieron a surgir los mismos errores en el lanzamiento que ya le costaron la derrota ante Noruega.
Sin capacidad de inquietar a la defensa polaca, los jugadores españoles comenzaron a encadenar errores en ataque que permitieron a Polonia demostrar que también sabe correr.
Goles fáciles que parecieron asentar definitivamente al conjunto polaco, que dio un paso adelante con la salida del central Piotr Jedraszczyk, que dotó al ataque de Polonia de la claridad de la que había carecido bajo la dirección de Michal Olejniczak.
Polonia igualó la contienda (8-8) con un parcial de 6-2 que castigó los casi nueve minutos sin marcar del conjunto español.
Pero cuando peor pintaban las cosas para los Hispanos, apareció al rescate la defensa. Dos recuperaciones consecutivas permitieron a los de Jordi Ribera tener de nuevo una renta de dos goles (8-10) y alcanzar el descanso por delante en el marcador (13-14).
Toda una prueba de fuego para el conjunto español, que comenzaba a jugar sin red en un partido en el que, pese a que el empate le bastaba para lograr la clasificación, no parecía lo más conveniente llegar con un marcador ajustado al tramo final.
Lo entendió así el central Agustín Casado, que logró dotar al ataque de España de la fluidez de la que había carecido en los primeros treinta minutos de juego.
Con Casado haciendo llegar el balón con ventaja a los extremos y pivotes, la selección española logró dar un pequeño estirón en el marcador tras situarse con una renta de tres goles (17-20).
España pareció encontrar la fórmula en ataque, pero no en defensa, incapaz de controlar los movimientos de Jedraszczyk y, sobre todo, los de Michal Daszek, un extremo reconvertido en lateral que siempre encontró un fácil camino hacia el gol.
Una circunstancia que volvió a dejar, a falta de trece minutos para la conclusión, la renta del equipo español en su mínima expresión (23-24), lo que obligaba a los de Jordi Ribera a empezar de nuevo.
Surgió entonces la figura de Joan Cañellas, que, pese a permanecer confinado los últimos días tras dar positivo por coronavirus, no dudó en asumir toda la responsabilidad ofensiva en el conjunto español.
Dos goles de lanzamientos lejanos de Cañellas, que redondeó su actuación con un sensacional blocaje a un disparo de Daszek, unidos a un tanto del extremo Ángel Fernández, abrieron una brecha que parecía definitiva a favor del conjunto español (25-28) a menos de cuatro minutos para la conclusión.
Pero Polonia, pese a no tener ya nada en juego, siguió presionando a España, que sólo pudo respirar con las dos paradas finales de Rodrigo Corrales que le otorgaron definitivamente el triunfo (27-28) y la clasificación.
Ficha técnica:
27 - Polonia: Zembrzycki; Moryto (6, 1p), Daszek (5), Olejniczak (-), Przytula (5), Krajewski (2) y Gebala (1) -equipo inicial- Walach (ps), Jedraszczyk (5), Walczak (-), Czuwara (-), Pilitowski (-), Syprzak (1), Przybylski (-), Dawydzik (2) y Chrapkowski (-)28 - España: Corrales; Solé (4, 1p), Maqueda (2), Gedeón Guardiola (-), Peciña (-), Sánchez-Migallón (-) y Ángel Fernández (3) -equipo inicial- Pérez de Vargas (ps), Gurbindo (1), Sarmiento (1), Figueras (3), Cañellas (3), Casado (4), Aleix Gómez (4, 1p), Ariño (-) y Tarrafeta (3)Marcador cada cinco minutos: 1-2, 2-6, 6-8, 8-10, 11-12 y 13-14 (Descanso); 14-16, 17-20, 21-23, 23-25, 25-27 y 27-28 (Final)
Árbitros: Lah y Sok (SLO). Excluyeron dos minutos a Krajewski por Polonia.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la cuarta y última jornada del grupo II de la segunda fase del Europeo de Hungría y Eslovaquia disputado en el Ondrej Nepela Arena de Bratislava.