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El torneo que impulsa la carrera de Andriy Lunin, una de las claves del camino del Real Madrid hasta la final de Wembley y que le sitúan en la élite de guardametas europeos, no será suficiente para defender la portería del Real Madrid en el día señalado, con el regreso de Thibaut Courtois en la hora de la verdad tras un año y trece días de ausencia en Champions.
No existe el debate en la portería para Carlo Ancelotti. Por mucho que a base de buenas actuaciones Lunin venciese el pulso a Kepa Arrizabalaga, refuerzo de urgencia ante la grave lesión de rodilla de Courtois en pretemporada.
Por mucho que igualase un récord de paradas en un partido de Liga de Campeones, en octavos ante el Leipzig, o que fuese decisivo en la tanda de penaltis frente al Manchester City.
El regreso del "mejor portero del mundo", como califica Carletto a Courtois, y el nivel mostrado por el belga enterrando dudas sobre la falta de ritmo de competición en sus apariciones ligueras, ahuyentan cualquier tipo de duda y el sentimiento de justicia futbolística.
Por decisivo que fuese Lunin en el camino a la gloria, la final de Wembley será para el portero titular, con la imagen aún fresca del recuerdo reciente con la actuación salvadora de Courtois en la final de Saint-Denis hace dos años. Con sus nueve paradas para frenar en seco al Liverpool.
Las mismas que las de Lunin en casa del Leipzig en una eliminatoria, los octavos de final, en la que el Real Madrid se sintió tan superior que jugó con fuego. El ucraniano es el tercer portero que más paradas realizó en la Liga de Campeones 2023-24.
Y eso que comenzó sin jugarla. Suplente de Kepa las tres primeras jornadas. Con apenas dos partidos en la fase de grupos, en la cuarta jornada, dejando su puerta a cero frente al Braga, y la quinta, encajando dos del Nápoles.
Ambos encuentros con la protección del Santiago Bernabéu. El despegue de Lunin comenzó fuera. En el RB Arena ante el Leipzig. Cuando ya se sentía titular y vencedor del duelo con Kepa. Esa portería a cero con nueve disparos a puerta reforzó su figura y obligó a Ancelotti a modificar el mensaje que hasta entonces había trasladado en rueda de prensa.
Desde entonces lo jugó Lunin todo en Champions, sin dejar su portería nunca a cero pero demostrando personalidad para levantarse del error. No pudo comenzar peor la eliminatoria de cuartos en el Bernabéu.
Colocando mal una barrera, confiado ante la lejanía del golpeo de Bernardo Silva con un solo compañero, que empeoró Vinícius al moverse. Reaccionó tan tarde que se comió un gol que obligaba a una nueva remontada madridista.
Levantándose con una parada a Erling Haaland para evitar el 0-2 y un rumbo diferente al que acabó marcando. Sólido en el Etihad, donde el destino le tenía reservado su día grande. Especialista en penaltis, lo demostró para impulsar el triunfo de la resistencia del Real Madrid ante el vigente campeón, el City de Pep Guardiola.
Sus paradas a Bernardo Silva, adivinando el lanzamiento centrado, y a Mateo Kovacic a su derecha, convirtieron en héroe al 'hombre de hielo'. Impasible en la celebración mientras todos sus compañeros le buscaban eufóricos por la gesta lograda, para celebrar un nuevo pase a semifinales en las que también salió airoso del cara a cara con Harry Kane.
Sólo Kobel, portero finalista con el Borussia Dortmund con 42 paradas en once partidos, y Jan Oblak, con 40 en diez encuentros, superan en número a Lunin, que es el portero de la Liga de Campeones con más intervenciones de media por encuentro disputado, 4,75 con sus 38 en ocho partidos.
No le servirá para ser titular en la cita de Wemnbley. Ancelotti, técnico que respeta galones, apostará por la mayor experiencia de Courtois en partidos que deciden títulos. Con 75 encuentros del belga en la Liga de Campeones, donde su último recuerdo fue tan malo como el 4-0 del Etihad que enterró en semifinales cualquier opción madridista la pasada edición el 17 de mayo de 2023.
Desde entonces no jugó Thibaut en la competición en la que enlaza galardones como mejor portero y su reaparición europea no puede llegarle en mejor momento. El premio al sufrimiento de una de las peores lesiones que puede sufrir un futbolista, la rotura del ligamento cruzado de rodilla.
Con una segunda lesión de menisco en la rodilla no operada en agosto que retrasó su vuelta cuando el cuerpo técnico ya tenía planificada su titularidad ante el Bayern en semifinales.
Solamente cuatro partidos este curso pero que sirvieron para demostrar que la nueva versión de Courtois exhibe fortaleza mental tras superar el momento más duro de su carrera. Sin encajar ni un gol ante el Cádiz, partido en el que un mano a mano del que salió vencedor le quitó de encima los nervios y le devolvió la confianza con el madridismo volcado en su regreso en el Bernabéu.
Ni ante el Granada, cuando no fue apenas exigido. Brillando contra el Alavés el día que demostró que no ha perdido reflejos cuando recibió numerosos disparos, uno abajo a la cepa de un poste con una reacción que enterró un debate que ya era inexistente para Ancelotti.
Sus cuatro partidos sin encajar goles desde su vuelta los cerró como titular en el simulacro previo a la final frente al Betis en el último encuentro de Liga. Listo para ser protagonista en su tercera final de la Liga de Campeones. Perdió la primera contra el Real Madrid y se desquitó con su escudo dejando en París una de las actuaciones más impactantes de la historia de un portero en el último paso al título.