- Compartir:
- Compartir en Facebook
- Compartir en Twitter
- Compartir en Whatsapp
- Compartir en Messenger
- Compartir en Messenger
Tan inesperado como real fue el desplome de la selección española en Zaragoza en un regreso en el que se alejó tres meses después de sus señas de identidad, recuperó la inestabilidad defensiva, la falta de colmillo en área rival, imprecisa con el balón y sin que brillasen sus habituales referentes, especialmente desconocidos Pedri y Ferran Torres, en una derrota ante Suiza que obliga a ganar a Portugal en su casa.
España se aleja de su estilo
Seguro que fue algo pasajero, fruto de una mala noche, pero la selección española se alejó más que nunca del patrón que impone Luis Enrique Martínez como seleccionador. No mostró sus cualidades técnicas en la abrumadora posesión (74%), siempre una de sus principales virtudes, especialmente imprecisa en el primer acto con pérdidas continuas de balón. De 803 pases intentados, completó con éxito 719, un dato difícil de encontrar en sus partidos.
No ejerció su habitual presión asfixiante sobre el rival. Al no morder arriba, la recuperación llegaba lejos de área rival y rebajó su eficacia en fase ofensiva.
Ataques previsibles con centros sin rematador (de trece solamente uno acabó en remate). Fue una de las consecuencias de la apuesta de Luis Enrique por una prueba que no funcionó, jugar sin un 9 puro disponiendo de Álvaro Morata y Borja Iglesias.
La demostración de que Asensio no es un 9
La idea de Luis Enrique fue premiar a Marco Asensio por su gran labor en los entrenamientos y, de paso, buscar una variante inesperada por los potentes centrales suizos. "Pensé en un nueve diferente que nos da más asociación", reconoció el seleccionador. En lugar de buscar el pulso físico del uno contra uno, la pelea en el juego aéreo, los quiso sacar de zona para que jugadores de ataque y de segunda línea encontrasen espacios por los que sorprender.
No ocurrió y la realidad es que quedó demostrado que Asensio no está cómodo jugando en punta, alejado de la banda donde puede siempre encarar o ir hacia dentro para soltar su disparo lejano.
De espaldas a portería estuvo incómodo y para mostrar sus ganas de devolver a Luis Enrique la confianza que ha depositado en él en los últimos partidos, pese a sus pocos minutos en el Real Madrid, tuvo que retrasar en exceso su posición, desaparecer de la zona de remate y poder tener contacto con el balón. Así inventó el gol, fruto de uno acción individualidad de alta calidad, que metió a España por momentos en el partido.
Regreso a la inestabilidad defensiva
El relevo de Sergio Ramos en el centro de la defensa lo asumió con naturalidad Aymeric Laporte. Su rendimiento fue inmediato y sus ausencias las paga caras la selección. Eric García y Pau Torres mostraron debilidad como pareja, falta de contundencia, excesivos nervios ante cualquier ataque de Suiza. Cada llegada del rival dejaba peligro por la mala actitud defensiva del bloque. El centro del campo no encontró forma de taponar a los rivales y tanto Shaqiri como Embolo jugaron con comodidad.
En 21 ataques suizos, por 52 de España, a Suiza le sirvió para disparar en más ocasiones a la puerta defendida por Unai Simón (5) que a España en la de Sommer (4). Refleja la fragilidad defensiva que quedó patente en los dos saques de esquina que costaron los goles. Errores de marcaje que permitieron a Suiza explotar su superioridad en acciones a balón parado y castigar a una selección que no va sobrada de gol.
La pobre aportación de referentes
La primera acción en la que Pedri entra en juego ya permite hacerse una idea del partido que realizará España. Su regreso a la selección dejó su partido más gris. Lejos del jugador referente que se asocia con todos, rompe líneas y genera fútbol con velocidad. Se le vio incómodo en el campo, sin encontrar con quién asociarse, más plomizo con el balón, sin su finura habitual. Y lo pagó el colectivo.
Luis Enrique mantuvo su fe en jugadores que apenas están jugando en sus clubes. Mientras que Jordi Alba respondió con el nivel que siempre aporta en la selección, a Pablo Sarabia se le vio con menos chispa y la imagen de mayor preocupación la dejó Ferran Torres. Siempre cerca del gol como internacional pero apagado ante Suiza, pegado a la banda derecha sin protagonismo alguno. Seis partidos seguidos sin gol de quien se perfiló como gran goleador de la 'era Luis Enrique' muestran su retroceso.
Los cambios de Luis Enrique
Cuando Marco Asensio asumía el peso de la selección fue retirado del terreno de juego. Podría haber sido reubicado en otra demarcación pero el seleccionador optó por cambiar las tres piezas del tridente ofensivo. Su justificación fue el gran desgaste defensivo al que están obligados sus delanteros, pero en la búsqueda de dos extremos que encarasen en el uno contra uno como Nico Williams y Yéremy Pino, y un rematador puro como Borja Iglesias, España cambió por completo su identidad.
Luis Enrique optó antes por el gesto de los debuts antes que por jugadores que tienen en su cabeza el estilo y que responden habitualmente. Álvaro Morata se quedó sin minutos. Una señal de que ya importaba más la cita de Portugal que lo que ocurriese frente a Suiza.