Para Rafa Nadal caminar por las calles de Pekín, abandonar el hotel donde se aloja e incluso las instalaciones del Centro Nacional de Tenis donde se disputa el torneo ATP puede significar un desafío por el movimiento de masas que provoca, pero el jugador español se atrevió a visitar el Palacio de Verano donde incluso consiguió pasar inadvertido para muchos de sus seguidores.
Nadal, Francis Roig, su entrenador y Rafael Maymó, su fisioterapeuta, se atrevieron ayer sin personal de seguridad acompañándoles, a confundirse entre la multitud, y se sumaron a los cerca de 100.000 personas que decidieron aprovechar uno de los cinco días de festividad en conmemoración del Día Nacional de China, y hacer una de las visitas que al jugador español le faltaba.
Con una gorra y unas gafas de sol, Nadal realizó el recorrido, y solo logró parcialmente su objetivo, ya que algunos ciudadanos le reconocieron y le pidieron fotografiarse con él.
"Ayer estaba demasiado lleno. Quizás no era el día adecuado para visitarlo, pero era el único día que tenía para conocer algo que todavía no había visitado", dijo Nadal. "Ya conocía la Ciudad Prohibida, la plaza de Tiananmen. Quería ir a la Gran Muralla pero me dijeron que el tráfico era de locura, así que cambiamos en el último momento y fuimos al Palacio de Verano".
"Es muy bonito y fue una gran experiencia. Me encanta conocer lugares y saber más de las ciudades que visito. La historia de esos sitios es importante, y es bueno ver las cosas y tener la información. Pero había demasiada gente", bromeó Nadal.