Los planes de la Comunidad de Madrid para colocar una pantalla gigante y hacer de la Puerta del Sol una fiesta madrileña en la final de la Liga de Campeones se han esfumado tras un "partido" de dos días y con rival del mismo color político, la Delegación del Gobierno, que pese a "ganar" no ha querido apuntarse la victoria.
El partido comenzó este miércoles, cuando el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, expresó su sorpresa ante la decisión de la Delegación de Gobierno de remitirse a la Junta Electoral y al Ayuntamiento de Madrid en una consulta sobre la viabilidad de instalar la pantalla gigante en la Puerta del Sol.
SE REDOBLA LA OFENSIVA
A continuación, redobló la ofensiva futbolera el portavoz del Gobierno de la Comunidad de Madrid, Salvador Victoria, que acusó a la Delegación de echar balones fuera y tratar de convertir a Junta Electoral y Ayuntamiento de Madrid en árbitros de la contienda.
Entonces saltó al campo la delegada del Gobierno, que salió al cruce de estas declaraciones y, tras reiterar que no le compete este asunto, se preguntó si a alguien se le ocurriría concentrar en la Plaza de Mayo de Buenos Aires a las aficiones del River y del Boca, o en cualquier plaza londinense a las de Arsenal y Chelsea.
Una postura que dejó en fuera de juego a Victoria, que se declaró perplejo y defendió que las aficiones de Real Madrid y Atlético a lo largo de toda la temporada han tenido un comportamiento ejemplar y no deben ser comparadas con "grupos más violentos de clubes de fútbol de otros países".
Ataques y contraataques, en fin, que una vez más se han entrelazado en un panorama político que, ya en vestuarios, políticos y periodistas enmarcan en los dimes y diretes electorales sobre las aspiraciones políticas de los diferentes líderes madrileños del PP de cara a las autonómicas y elecciones locales de 2015.
BOTELLA PIDE' FAIR PLAY'
La segunda parte de este partido ha arrancado este miércoles con la negativa de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, a entrar en este polémico partido, tras lo cual la regidora ha pedido fair play a las aficiones del Atlético y el Real Madrid.
A continuación, en una visita a la ermita de san Isidro, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, ha rechazado que las aficiones madrileñas sean conflictivas y achacado a la Delegación la negativa a ubicar la pantalla en el kilómetro cero madrileño.
Y horas después el mismo González ha emitido el pitido final tras esta sucesión de declaraciones al apuntar, en una recepción en la sede del Ayuntamiento con motivo del patrón de la capital, que la pantalla final no se instalará finalmente porque la Delegación de Gobierno cree que puede haber incidentes, algo que él no comparte.
Vestida de verde césped, y tras un fugaz saludo de González -que se ha acercado a ella ante la mirada de todos los periodistas-, Cifuentes ha rechazado apropiarse de la "victoria" y tampoco ha querido el papel de árbitro: la decisión no le corresponde a ella, sino a la Junta Electoral y al Ayuntamiento de Madrid, ha repetido.
Desde la tribuna, los portavoces de la oposición han seguido la disputa entre la chanza irónica y el abucheo y la han achacado a los "líos internos" preelectorales del PP.
"No tiene sentido que una fiesta del fútbol genere polémica", ha lamentado el portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, Jaime Lissavetzky, que ha reprochado hoy a las distintas administraciones del PP que se hayan enzarzado en una polémica sinsentido.
Para el portavoz municipal de IU, Ángel Pérez, la pantalla que la Comunidad pretende ubicar en la Puerta del Sol busca tapar "otros problemas" de los madrileños. Y, tras pedir que se escuche el consejo de los técnicos de separar a los aficionados, David Ortega (UPyD) ha resumido la polémica con un "llueve sobre mojado".