Las aguas residuales que cada día se generan en las ciudades han pasado de representar un problema a verse como una oportunidad. Canal de Isabel II intenta llevar al máximo la revalorización de estos recursos y obtener, a partir de los desechos que recibe en las depuradoras, productos alternativos, reciclados y reutilizables que, además, permiten avanzar en la descarbonización de su actividad.
"Así, ocupan un paso intermedio en la cadena al dar origen a nuevas materias primas y formas de energía", explica la gestora del ciclo del agua en la Comunidad de Madrid. De esta forma, las 157 plantas de depuración de aguas residuales que opera Canal se han convertido en auténticos yacimientos que consiguen, a partir de las aguas residuales, generar combustibles, carburantes, fertilizantes, compost, agua regenerada o energía eléctrica y calorífica.
Las aguas residuales son conducidas hasta plantas de depuración, donde son sometidas a complejos procesos que permiten devolverlas al cauce de los ríos en las condiciones establecidas por la legislación vigente. En las depuradores del Canal se ha superado el principio de "usar y tirar" y se apuesta por "reducir (los residuos), reciclar y reutilizar".
El biogás y su poder calorífico
Los lodos, que concentran la contaminación retirada del agua residual, liberan durante su tratamiento toneladas de biogás, una energía renovable muy versátil. De su poder calorífico se puede obtener calor, electricidad o carburantes para vehículos.
Canal de Isabel II obtuvo más de 51 millones de metros cúbicos de biogás durante 2021. Con ellos, en las dieciséis instalaciones de generación eléctrica a partir de este gas, produjo casi 90 millones de kilovatios hora: esto equivale a alimentar eléctricamente durante un año a una población de más de 75.000 habitantes, como Valdemoro.
Canal está probando varias tecnologías con el biogás para, convertido en biometano, estudiar su uso como combustible para vehículos en tres de las instalaciones de depuración (Viveros de la Villa, La Gavia y Butarque) donde ha instalado "gasineras". Según Canal de Isabel II, estas instalaciones pueden abastecer a más de una veintena de vehículos al día y, con lo repostado en 2021, los coches podrían haber dado entre 40 y 45 vueltas al mundo utilizando únicamente el agua residual como materia prima.
Abonos, fertilizantes y agua de riego: una nueva vida
La agricultura es otra de las grandes beneficiadas de la gestión del agua depurada: los lodos retirados sirven como fertilizante en múltiples formas.
Por un lado, en aplicación directa, una vez tratados y estabilizados en las depuradoras. Por otro, como lodo deshidratado en las plantas de secado térmico, en las que, además, durante el proceso de secado se produce electricidad. Por otro lado, mezclando este lodo deshidratado con poda, la empresa pública genera compost que se utiliza en cultivos de todo tipo. Y, por último, gracias a su planta pionera en España, Canal produce, a partir del fósforo presente en las aguas residuales, un fertilizante de alto valor: la estruvita.
Por último, no solo los lodos de la depuración tienen posibilidad de una segunda vida: también el agua puede tenerla. Mediante un tratamiento terciario se consigue dotar al agua depurada de calidad suficiente para una nueva vida como el riego de zonas verdes públicas, campos de golf, baldeo de calles, entre otras.
En la Comunidad de Madrid, Canal de Isabel II dispone de 33 tratamientos terciarios en los que en 2021 produjo 120 millones de metros cúbicos de agua regenerada: de ellos, más de 16 se destinaron al riego de más de 2.900 hectáreas de 26 municipios de la Comunidad de Madrid gracias a una red de distribución de unos 700 kilómetros. Esta cantidad equivale a una vez y media el volumen del embalse de Navacerrada, o cincuenta veces el volumen de la Torre Picasso.