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6 mujeres espía que cambiaron la Historia
- Al contrario de la imagen estereotipada que muchos tienen, la realidad es que las mujeres que se han dedicado al espionaje lo han hecho utilizando su cerebro y no su cuerpo y han destacado por su eficacia y talento
A estas alturas todos sabemos qué es un espía, persona a quien la R.A.E. describe como aquel (o aquella) que ‘con disimulo y secreto observa o escucha lo que pasa, para comunicarlo a quien tiene interés en saberlo’.
De una u otra manera, espías hay y ha habido siempre. La palabra ‘espionaje’ es un término de origen alemán utilizado por primera vez en el siglo XII para nombrar a personas que, entre sus trabajos, tenían el de recorrer los pueblos para recoger información de utilidad en el contexto de las relaciones comerciales con la República de Venecia, según cuenta Eduardo Juárez en su libro ‘Esto no estaba en mi libro de Historia del espionaje’.
Muchos de ellos han sido mujeres.
La auténtica historia de Mata Hari
Si en una misma frase utilizamos las palabras ‘espía’ y ‘mujer’, lo primero que nos va a sugerir nuestra mente es el nombre de Mata-Hari, bailarina exótica y cortesana de éxito a finales del siglo XIX y principios del XX..Y mujer fatal y espía por antonomasia. ¿Realmente lo fue? Pues parece que no.
Según muchos autores, como el historiador canadiense Wesley Wark, Margaretha Geertruida Zelle, que así se llamaba la bella neerlandesa, fue sólo un chivo expiatorio en una trampa del espionaje francés cuyas cabezas pensantes concluyeron que la captura de una espía alemana era bueno y necesario en pro de la redención de sus fracasos.
Que Mata Hari cayó en una trampa es algo ya generalmente aceptado. Le dejaron acceder a información y creerse ella misma que era una espía pero, según la historiadora británica Julie Wheelwright "realmente no transmitió nada que no pudieras encontrar en los periódicos de España".
En 1916 el Ministerio de Guerra francés puso en bandeja a Mata Hari los nombres de seis agentes belgas. Uno de ellos era un agente doble al que los alemanes ejecutaron quince días después. Los franceses aprovecharon esta ejecución como prueba de que la bella bailarina era una espía alemana y la detuvieron.
Por otro lado, la inteligencia alemana tampoco la veía de utilidad al considerar que sólo les ponía al corriente de chismes sin importancia. Decidieron exponerla ante los franceses.
Mata Hari fue utilizada por ambos servicios secretos y era prescindible. Por eso terminó su vida ante un pelotón de fusilamiento formado por 12 soldados franceses. Fue el 15 de octubre de 1917 y tenía 41 años. Afrontó su muerte con entereza y mirando de frente a sus verdugos.
Hoy los historiadores coinciden en que, más que una mujer fatal, en realidad Mata-Hari fue una persona ingenua y fácilmente manipulable, un juguete en manos de los hombres.
En todo caso, quizá no fue una auténtica espía pero tras su muerte se convirtió en leyenda.
Pero hubo mujeres que sí fueron espías auténticas. Y no se parecen a la imagen estereotipada grabada a fuego en el imaginario colectivo que describe a la espía femenina como una mujer sensual que utiliza sus atractivos para atraer al hombre poderoso y sacarle información. Mujeres fatales en un mundo de hombres poderosos.
La realidad es otra.
Fräulein Doktor
Elsbeth Schragmüller fue la primera mujer que dirigió el Departamento Alemán de Espionaje contra Francia y la persona que organizó y dotó de eficacia al servicio secreto alemán. Una espía extraordinariamente competente.
Nació en 1888 y pertenece a la primera generación de mujeres que estudió en la Universidad. Se doctoró en ciencias políticas en la Universidad de Berlín y Friburgo.
Científica y especialista en codificación y decodificación de información, fue una mujer muy inteligente con extraordinarias capacidades.
Al estallar la Primera Guerra Mundial decidió aportar algo más que el tradicional y pasivo papel otorgado a las mujeres en la retaguardia. A pesar de los peligros, emprendió camino a Bruselas y a base de empeño y astucia consiguió una entrevista con el mariscal de campo Von Der Goltz que, contra todo pronóstico, le asignó un pequeño trabajo administrativo. Pero ella quería, y podía, hacer más.
Presentó a sus superiores unos informes tan completos y con unos análisis tan certeros que llamaron la atención de sus jefes. Fue más allá del trabajo encomendado y empleó su talento en buscar indicios de una posible ofensiva por parte de los ingleses.
Sus jefes terminaron reconociendo su talento y la enviaron a la central de Bruselas donde se encargó de cometidos de mayor responsabilidad.
Su inteligencia le hizo ascender rápidamente en el mundo del espionaje, mientras sus compañeros hombres asistían atónitos a sus continuos éxitos. Debido a sus estudios comenzó a ser conocida como ‘Fraülein Doktor’ (señorita Doctor)
Elsbeth Schragmüller fue responsable del entrenamiento de nuevos agentes y entre ellos, según aparece en la documentación de la época, del agente H21, asignación secreta de Mata Hari.
Era una persona muy creativa y realizó aportaciones que ahora son básicas en el espionaje moderno, pero que hasta ese momento no se le habían ocurrido a nadie. Resultaron un gran éxito. Por ejemplo, alistar a civiles que tenían acceso a lugares estratégicos clave y crear una red para reclutar a soldados franceses que desertaban del frente.
Tras la guerra volvió a la Universidad y se convirtió en la primera mujer profesora titular de una Universidad, en Friburgo.
‘Fraülein Doktor’ murió de tuberculosis en 1940 lo que, dicen las malas lenguas, fue una suerte para los aliados en la Segunda Guerra Mundial.
África de las Heras
Formó parte del equipo que acabó con la vida de Trotsky en México, para lo cual se infiltró como su secretaria. La espía española África de las Heras nació en una familia acomodada de Ceuta en 1909 y en 1930 ya militaba en el Partido Comunista. Fue captada por agentes soviéticos en 1937 y llegó a ser una destacada espía de la KGB.
Recibió la ciudadanía soviética y durante la Segunda Guerra Mundial viajó a la URSS donde realizó cursos de enfermería y radiotelegrafía. Fue enviada a Ucrania para realizar acciones de guerrilla y trabajar en comunicaciones enviando a los alemanes mensajes erróneos. Para ello tuvo que saltar en paracaídas tras las líneas alemanas.
Después de la Segunda Guerra Mundial entró en las filas de la KGB con el sobrenombre de ‘Patria’ y trabajó como espía infiltrada durante muchos años. Algunos expertos afirman que fue ella quien filtró a la Unión Soviética la información sobre la invasión de la bahía de Cochinos en abril de 1961, fracasada operación militar de la CIA con exiliados cubanos para la invasión de Cuba, ideada por la administración Eisenhower y que tantos quebraderos de cabeza dió a John F. Kennedy.
Durante 20 años ‘Patria’ vivió en Uruguay donde estuvo al frente del espionaje soviético en América Latina.
Tras toda una vida al servicio del espionaje soviético, África de las Heras murió en Moscú en 1988 y fue enterrada con honores militares en el cementerio Jovánskoye. En su lápida aparece la palabra ‘Patria’ en español con el texto, en ruso, ‘Coronel África de las Heras 1.909-1988’.
En vida recibió muchas medallas, insignias y reconocimientos. 31 años después de su muerte, Rusia editó un sello postal en su honor.
Caridad Mercader
Eustacia María Caridad del Río Hernández es conocida, sobre todo, por ser la madre de Ramón Mercader, la persona que mató a León Trotsky en México y por participar también en el atentado. Durante toda su vida fue una destacada espía soviética.
Nació en una familia de la burguesía catalana de origen indiano en la Barcelona de principios del siglo XX pero se movió en ambientes anarquistas y comunistas y se afilió al Partido Socialista Unificado de Cataluña.
Los servicios soviéticos de espionaje la captaron y se convirtió en uno de sus agentes en España, al igual que su hijo, que fue entrenado específicamente para eliminar a Trotsky. Tras el asesinato, Ramón fue apresado y Caridad huyó a la Unión Soviética.
Muchos historiadores describen a Caridad como una fanática comunista que seguía con obediencia ciega los dictados de Stalin y la señalan como la persona que empujó a Ramón a ejecutar el atentado contra Trotsky, por el que pasaría más de 20 años de una cárcel de México.
Caridad murió en Paris, donde vivió sus últimos años con el resto de sus hijos, y vivía de una pensión del gobierno soviético.
Pilar Millán Astray
Su figura está ensombrecida por ser la hermana mayor del general Millán Astray, la faceta de su biografía que más se conoce. Es muy desconocido, en cambio, que escribió numerosas obras de teatro, cerca de medio centenar y llegó a ser a principios del siglo XX una de las autoras más populares del país, sobre todo gracias a su obra ‘La tonta del bote’.
Durante la Primera Guerra Mundial se quedó viuda y con tres hijos a su cargo. Ya que se movía en los círculos de la alta sociedad aprovechó sus relaciones para captar información para los servicios secretos alemanes que le pagaban 1.000 pesetas por cada informe. Toda una fortuna para la época.
En 1936 fue encarcelada en la prisión para damas que puso en marcha el gobierno republicano en Alaquas, Valencia, por su apoyo a los militares sublevados. Murió en Madrid en 1949.
Aline Griffith, condesa de Romanones
Nació en una familia de clase media de Nueva York pero entró a formar parte de la alta aristocracia española y se convirtió en ‘socialité’ tras su matrimonio con Luis de Figueroa y Pérez de Guzmán el Bueno, III Conde de Romanones.
Llegó a España como parte de su trabajo como espía. Según describe en sus memorias, fue captada por los servicios secretos estadounidenses y enviada a nuestro país donde conoció a su futuro esposo.
En España comenzó descifrando códigos y llegó a manejar una pequeña red de agentes. Sus lujosas fiestas se hicieron legendarias en Madrid y le dieron ocasión de tratar con celebridades como Grace Kelly, Salvador Dalí, Wallis Simpson, Jacqueline Kennedy... y líderes mundiales como Ronald Reagan. El ambiente ideal para captar información.
Escribió varios libros sobre sus aventuras como espía aunque muchos autores dudan de la veracidad de lo que cuenta y de la importancia de su papel como espía.