La afición de Argentina volverá a ser protagonista mayoritaria en las gradas en la final del Mundial de Catar 2022 que enfrentará este domingo (18:00 hora local; -3 GMT) a la Albiceleste y Francia, en un estadio Lusail con capacidad para 88.966 espectadores.
Una circunstancia, la de jugar en 'casa', que Argentina ha repetido en la mayoría de los encuentros que ha disputado en el Mundial. Solo en el segundo partido, frente a México, los aficionados del 'Tri' lograron igualar en número a los albicelestes en la grada.
El seleccionador francés, Didier Deschamps, quiso restar importancia en la rueda de prensa previa a la final a la masiva presencia de seguidores argentinos en el duelo por el título.
"Soy consciente del apoyo popular a Argentina, que lo tiene en muchas competiciones. Sabemos que la mayoría del estadio les apoyará a ellos, bien porque sean argentinos o bien porque les guste ese equipo o algunos de sus jugadores", declaró.
"Creo que habrá un ambiente festivo. El pueblo argentino es apasionado, apoya a fondo a su equipo, será un ambiente de fiesta positiva. Cantan mucho, son expresivos, es bueno que haya ese ambiente en una final de Mundial", agregó.
"Pero nuestros adversarios no están en la tribuna, están en el campo y ya son suficientes para crearnos problemas", comentó.
Sin previsión oficial, en las gradas de Lusail podría haber algo más de 3.000 espectadores apoyando a los 'blues', la media que ha acompañado a los franceses en las instancias finales del torneo.
La final ha desatado la locura en Argentina. Los vuelos de Buenos Aires a Doha cuestan -un billete de ida y vuelta- entre 7.782 y 9.707 dólares y muchos hinchas argentinos, además de los que ya estaban en Catar, se embarcaron sin entrada con la esperanza de conseguirla en Doha.
La alta demanda de localidades ha provocado concentraciones de aficionados a las puertas del hotel donde se hospedan los dirigentes de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) con la esperanza de adquirir alguna entrada.
Además, se han formado largas colas en el DECC, el centro principal de venta de entradas en Doha, donde los aficionados, sin perder la fe, esperaban a que se pusieran a la venta más boletos sin tener que acudir a la temida, por los precios, reventa que se producirá en las inmediaciones de Lusail, donde una localidad puede costar 5.000 dólares.
Una situación que lamentó Lionel Scaloni, que aseguró que “la emoción más grande es ver a la hinchada”.
"Es algo que a nosotros se nos escapa. Me encantaría que pudieran estar. El estadio tiene una capacidad y ya de por sí haber venido sin una entrada es algo increíble. Esperemos que la mayoría pueda asistir y darles una alegría", aseguró.
El guardameta ‘Dibu’ Martínez destacó el apoyo de los seguidores como una de las claves para que Argentina haya llegado a la final.
"Nosotros los sentimos cerca, en cada partido, en cada cancha, nosotros nos sentimos locales. Te hace sentir como si estuvieras jugando en Argentina”, comentó.
Un sentimiento de jugar de ‘local’ que volverán a tener en la gran final, no sin los recurrentes problemas en estas citas en cuanto a la venta de entradas ante una gran demanda.