La veterana banda inglesa Iron Maiden fue la encargada de bajar el telón de la edición de este año del Rock in Río tras siete jornadas de conciertos, y lo hizo como atracción principal de la noche más "heavy" del festival, que contó también con grupos como Slayer, Avenged Sevenfold y Destroyer.
Al igual que el jueves, cuando la atracción principal fue Metallica, la Ciudad del Rock de Río de Janeiro fue tomada hoy por 85.000 asistentes en su gran mayoría vestidos de negro, con llamativos tatuajes, luciendo camisetas temáticas y largas cabelleras, y mostrando su gusto por todo lo relacionado al metal.
En una jornada dedicada a variaciones como el heavy metal, el trash metal, el death metal y el power metal, los tatuajes y las camisetas dominantes era de Eddie, la siniestra mascota de Maiden.
Río fue para Iron Maiden otra escala de su gira mundial "Maiden England", en la que hace una nueva lectura del álbum "Seventh son of a seventh son" (1988), uno de los más experimentales de esta banda que completa 40 años en 2015 y que actuó en las ediciones del Rock in Río de 1985 y de 2001.
Las músicas de este álbum dominaron la presentación, entre las cuales "Moonchild", "Can I play whit Madness", con las que el sexteto de Londres inició un concierto que se caracterizó por una gran y enérgica correría en el escenario, que fue respondida por un público que saltó y coreó casi todas las canciones.
Como no podía dejar de serlo, el grupo liderado por Bruce Dickinson y que actuó junto a una proyección de Eddie interpretó los principales éxitos de los discos "The number of the best" (1982) y "Piece of mind" (1983), su época más clásica, como "The number of the best", "The prisoner", "Run to the hills" y "The trooper", así como infalibles como "Wasted years" y "Fear of the dark".
A Iron Maiden lo precedió la banda californiana Avenged Sevenfold, en actividad desde 1999 y que tuvo la difícil misión de mantener el ritmo impuesto poco antes por Slager. Con numerosos seguidores que corearon sus músicas, el grupo aprovechó el Rock in Río para promover el disco que lanzó el mes pasado, "Hail to the king" (2013), con el que ya han conseguido primeros lugares.
Además de "Shepherd of fire", primer tema del disco y con el que abrió su concierto, el conjunto, conocido como A7X y considerado uno de los más destacados de la nueva generación del metal, interpretó de su último álbum "Hail to the king", "This means war" y "Requiem".
La banda liderada por el vocalista M. Shadows, en un espectáculo con muchos efectos especiales y llamas en el escenario, también tocó los mayores éxitos del disco "Nightmare" (2010), que grabaron con el batería Mike Portnoy tras la muerte prematura de The Rev (2008), como "Buried alive", "Fiction" y "Nightmare".
La mítica banda Slayer, con 30 años de carrera y considerada como una de las "cuatro grandes del trash metal" junto a Metallica, Megadeth y Anthrax, vomitó en Río toda su furia y sus mensajes sombríos con el característico sonido rápido y rico en complejos solos de guitarra y de batería, así como en vocales pesadas.
Pese a la ausencia del guitarrista Jeff Hanneman, que murió este año, y del batería Dave Lombardo, que se separó del conjunto, la banda nacida en California en 1982 repasó sin dificultades los mayores éxitos de su carrera, desde las músicas precursoras del trash metal del legendario disco "Show no mercy" (1983), como "Die by the sword", hasta los principales temas de su último álbum, "World Painted Blood" (2009), con la que abrió su presentación.
La furia de la voz de Tom Araya y los solos de la guitarra de Kerry King en clásicos del metal como "Discipline", "War ensamble" y "Raining Blood", fueron celebrados por un público que abrió varias ruedas en la Ciudad del Rock para bailar a su tradicional modo.
Tras poner fin al concierto con "Angel of death", una de las más pedidas por sus seguidores, Araya usó su celular para fotografiar al público que le aplaudía y al que agradeció en portugués.
Los conciertos en el palco principal fueron abiertos por la banda brasileña de hard rock Kiara Rocks, sobre la que había una gran duda debido a ser poco conocida, pero que terminó sorprendiendo con sus músicas propias, como "Sinais vitais", "Falso alarme" y "Nada a perder", y con la interpretación de clásicos del heavy.
Además de poner al público a saltar enérgicamente, el líder del grupo de Sao Paulo, Cadu Pelegrino invitó al palco al veterano cantante Paul Di'Anno, primer vocalista de Iron Maiden, quien, acompañado por Kiara Rocks, llevó al éxtasis al público al interpretar temas legendarios como "Highway to hell" (AC/DC), "Blitzkrieg bop" (Ramones) y "Wrathchild" (Iron Maiden).
En el Sunset, el palco secundario más importante y en el que son promovidos encuentros inéditos, el grupo alemán Helloween, uno de los pioneros del power metal, tocó junto al guitarrista Kay Hansen, que ayudó a fundar la banda en 1984 pero que la abandonó en 1989.
También en el Sunset tocaron juntos Krisiun, lo más representativo del death metal de Brasil, con la alemana Destruction, una de las precursoras de ese género.
Un día antes de la conclusión del Rock in Río, el empresario Roberto Medina, propietario de la marca, confirmó que la edición de 2015 será realizada nuevamente en Río de Janeiro, la ciudad brasileña en que el festival nació en 1985.
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