Un joven soldado aporrea en una atiborrada cantina una máquina de escribir. Redacta cartas de amor a su enamorada, en lugar de la prolija sentencia judicial del que se supone que es un sesudo Consejo de Guerra para un sublevado antifranquista. La escena forma parte de "Miel de Naranjas", la última película de Imanol Uribe ambientada en la resistencia antifranquista en la Andalucía de los años 50. La escena ocurrió, en realidad en la Sevilla de 1950. Remedios Crespo recuperó esos folios de su propia historia familiar y los trasladó a un guión.
Imanol Uribe se sintió conmovido por esa historia en la que nadie es quien parece. Ni la sobrina del juez es una mojigata, ni el joven soldado puede permanecer impasible ante lo que ven sus ojos. Incluso entre la propia casta militar hay quien contribuye a la disidencia. Es una nueva incursión más en la guerra y la posguerra que quiere dar una vuelta de tuerca al género.
El director y los actores se defienden de quienes acusan al cine español de fijarse demasiado en la contienda. Ésta, aseguran, aporta una visión novedosa. Además, la guerra civil es nuestro conflicto y nadie acusa a otros estados de aproximarse a sus guerras (léase Estados Unidos y la Guerra de Vietnam).
La película muestra, por ejemplo, campos de prisioneros en los años 50. Un extremo que incluso el director aseguraba desconocer antes de documentarse para la película. Llegó a descubrir la existencia de hasta 9 campos en Extremadura en el año 49 (aunque finalmente se decantara por una cantera en Andalucia para rodar las escenas ambientadas en el campo de prisioneros).
Miel de Naranjas se alzó en el Festival de Málaga con el premio a mejor dirección (Imanol Uribe) y mejor guión novel (Remedios Crespo). Llega a las salas este viernes.