De una exhibición de 'skate' a una obra de microteatro, pasando por proyecciones de cine, exposiciones de grafiti y tatuadores. Todo eso, y mucho más, es lo que puede encontrarse en el festival Mulafest que se prolongará hasta el próximo domingo.
Este festival, que abarca diferentes tendencias de cultura urbana, cuenta con más 80 tatuadores, unas instalaciones de más de 5.000 metros cuadrados de pista interior para practicar acrobacias con monopatín y bici, exposiciones y stands de galerías de arte vinculadas con el mundo del grafiti, más de 50 artesanos de motocicletas personalizadas y espectáculos de música y teatro.
Cada uno de los pabellones tiene algo que le permite distinguirlo a ojos cerrados: el de patinaje, el sonido de las tablas al caer sobre las rampas; el de motociclismo, el rugido de los motores; el de arte, el de olor de los aerosoles.
El de tatuaje suena "a algo que recuerda a la sala de espera de un dentista", bromeaba hoy Carlos, un asistente que ha venido con su mujer y su hijo. Es el sonido de las máquinas de tatuar, cuyas agujas funcionan a todo gas en la feria.
Además de las agujas de los profesionales, también resuenan las de los primerizos: hay una zona de prueba donde cualquiera puede probar la experiencia de utilizar una máquina de tatuar.
Compartiendo pabellón con los tatuadores se encuentra el escenario de espectáculos, en el que por las tardes pueden verse concursos de 'tattoos" y 'pin up girls', chicas que imitan la estética de los años cincuenta.
Al cierre de IFEMA, la fiesta no termina: la feria se traslada a salas de conciertos de la capital como Wurlitzer Ballroom, Rock Palace, Gruta 77 o Costello, donde continúa la música en directo.