El nuevo precio de la bombona de butano que entra en vigor este martes es de 16,79 euros, impuestos incluidos, lo que supone un descenso del 4,9% frente al precio vigente desde hace dos meses de 17,66 euros, encadenando tres revisiones a la baja.
Según una resolución publicada en el BOE, se trata de la tercera bajada frente al límite de 19,55 euros fijado por el Gobierno para atenuar el impacto de la guerra en Ucrania, medida que se prolongará durante el primer semestre de 2023. Desde entonces, el butano ha bajado un 14,2%.
Este nuevo precio, que se aleja del máximo histórico vigente, estará en vigor durante dos meses, hasta el tercer martes de mayo, cuando se revisará de nuevo según las cotizaciones internacionales.
Esta revisión bimensual del precio se calcula en función del coste de la materia prima (propano y butano) en los mercados internacionales, así como del coste de los fletes (transporte) y la evolución del tipo de cambio euro-dólar. Por otra parte, dicha revisión del precio, al alza o a la baja, está limitada al 5%, acumulándose el exceso o defecto de precio para su aplicación en posteriores revisiones.
La reducción responde a la apreciación del euro frente al dólar (+3,3%) y a la caída del coste de los fletes (-32,9%), frente a la subida de la cotización de las materias primas (+14,8%), amortiguada por el superávit existente, que evoluciona desde 1,38 euros por botella a 0,97 euros.
Antes del récord histórico de 19,55 euros alcanzado por la bombona en mayo de 2022, el anterior récord era de marzo de 2015, cuando se alcanzaron los 17,5 euros. El mínimo se produjo en julio de 2016, cuando bajó hasta los 11,27 euros.
El precio regulado afecta a las bombonas de butano que más comúnmente utilizan los hogares, envases con carga igual o superior a ocho kilos e inferior a 20, cuya tara sea superior a nueve kilos. Se trata de una mezcla de hidrocarburos, principalmente compuesta de butano, que sirve como alternativa al gas natural para su consumo energético en envases a presión, especialmente en poblaciones o núcleos urbanos sin conexión a la red de gas natural.
Actualmente se consumen 64,5 millones de envases de GLP de distintas capacidades. Se trata de un combustible en retroceso ya que desde 2010 el consumo total de estas bombonas ha descendido más de un 25%.