Este jueves, 26 de diciembre, se cumplen 20 años del tsunami del océano Índico, que causó la muerte a más de 230.000 personas en 14 países del sudeste asiático, sobre todo Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia.
Un oleaje desencadenado por un terremoto submarino de magnitud 9,1 que dejó, además, daños materiales por valor de unos 13.000 millones de euros y llegó a convertirse en el catalizador de transformaciones políticas impensables en las regiones afectadas.
Medidas tras la tragedia
Apenas tres semanas después del desastre, la comunidad internacional se reunió en Kobe, en la región de Hyogo (Japón), donde los gobiernos aprobaron el Marco de Acción de Hyogo para 2005-2015, el primer acuerdo mundial de gran alcance sobre la reducción del riesgo de desastres.
Crearon, además, el sistema de alerta y mitigación de los efectos de los tsunamis en el Índico, que cuenta con decenas de estaciones de vigilancia sismológica y del nivel del mar y difunde las alertas a los centros nacionales de información de tsunamis.
Tsunami está formado por las palabras japonesas 'tsu' (puerto) y 'nami' (ola). Un tsunami es una serie de olas gigantescas que se producen por una perturbación bajo el agua, por lo general, asociada con los terremotos que ocurren en el fondo del océano o cerca de él.
La rápida urbanización y el aumento del turismo en las regiones propensas a los tsunamis exponen a más personas al peligro, lo que convierte la reducción de riesgos en un factor clave para lograr una disminución sustancial de la mortalidad de desastres en el mundo, que es el objetivo primordial del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, adoptado en marzo de 2015 y relevo del Marco de Acción de Hyogo.
Alertas tempranas
Los tsunamis u olas gigantescas producidas por un maremoto o una erupción volcánica en el fondo del mar son fenómenos poco frecuentes, pero extremadamente dañinos, ya que más de 260.000 personas han perdido la vida en 58 desastres de este tipo durante el último siglo.
Más de 700 millones de personas en todo el mundo residen en lugares costeros bajos y pequeños Estados insulares en desarrollo expuestas a fenómenos extremos relacionados con el nivel del mar, incluidos los tsunamis, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El secretario general de la ONU, António Guterres, apunta que la “mejor manera” de proteger a esas personas es implementar la iniciativa Alertas Tempranas para Todos, liderada por Naciones Unidas, que ayuda a que todos los habitantes de la Tierra reciban una alerta cuando se avecina un tsunami o alguna otra catástrofe.
Guterres presentó esa iniciativa en la Cumbre del Clima -conocida como COP27 de Sharm el Sheij (Egipto) para que toda la humanidad esté protegida como muy tarde en 2027 ante episodios climáticos cada vez más extremos y peligrosos, como tormentas, sequías, inundaciones u olas de calor.