El Gobierno griego, dirigido por el conservador Andonis Samarás, logró hoy sacar adelante en el parlamento los presupuestos generales del Estado para 2013, muy recortados por las exigencias de la troika de que el país mediterráneo reduzca su déficit fiscal.
Los tres partidos que sostienen al Ejecutivo -la conservadora Nueva Democracia y los centroizquierdistas Pasok y Dimar- apoyaron el texto presentado por el Gobierno, que logró 167 votos a favor, 128 en contra, 4 abstenciones y un diputado ausente.
Aunque no se produjo la desbandada vivida el pasado miércoles en la bancada pro-gubernamental durante la votación de las medidas de austeridad (aprobadas con sólo tres votos de margen sobre el mínimo exigido), hubo también esta vez algunos diputados de la coalición que no apoyaron los presupuestos para el año que viene.
"Hicimos lo que debíamos hacer, es la hora de que nuestros socios hagan lo que deben", exigió Samarás antes de la votación en un evidente mensaje a Bruselas.
Este lunes se debe discutir en el Eurogrupo la situación de Grecia y el gobierno de Samarás pretende exigir el desembolso de un nuevo tramo de ayuda financiera, por valor de 31.500 millones de euros, que forma parte del rescate pactado a principios de año.
Sin embargo, el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, y otras autoridades europeas ya han dejado claro que este tramo podría retrasarse aún más, a pesar de que Grecia lo espera desde el verano para efectuar la recapitalización de sus principales bancos privados.
El propio Samarás había advertido de que las arcas públicas podrían quedarse secas el próximo 16 de noviembre, cuando el Estado debe abonar 5.000 millones de euros en vencimientos de deuda, por lo que el Gobierno ha decidido hacer una emisión extraordinaria de letras del Tesoro a cuatro semanas el próximo martes.
El recorte aplicado a las cuentas públicas de 2013 será de unos 9.500 millones de euros, como ha exigido la troika formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.
Las reducciones se cebarán en las pensiones, los salarios públicos, la administración, la sanidad y las prestaciones sociales, mientras que se espera recaudar más a través del incremento de algunos impuestos y tasas.
"Si no cumplimos con nuestras obligaciones, no nos echarán de la Eurozona, pero nos veremos obligados a salir y eso significaría que Grecia se convertiría en un estado paria, como Corea del Norte", advirtió el ministro de Finanzas, Yannis Sturnaras.
Eso sí, Samarás prometió que estos "sacrificios" serán "los últimos", y que una vez eliminado el déficit, "los recortes injustos serán ajustados".
El líder del Pasok, Evángelos Venizelos, quien aseguró que mantendrá su apoyo al Gobierno a pesar de mantener "objeciones" sobre algunos de los recortes, demandó presteza a los socios europeos en la concesión del nuevo tramo de financiación, pues "cada retraso pone en riesgo la credibilidad de toda Europa".
El debate, que se inició el viernes, fue duro y bronco durante sus tres jornadas, y la oposición, en especial la izquierda radical de Syriza, acusó al Gobierno de hundir a Grecia en la "miseria".
"Todo el mundo, incluso los acreedores, ha entendido que el programa impuesto a Grecia no tiene posibilidades de éxito; todos, excepto (la canciller alemana Angela) Merkel, que tiene su propio proyecto para el sur de Europa: transformarlo en un zona especial con bajos salarios, sin legislación laboral, sin nada", denunció el líder de Syriza, Alexis Tispras.
Durante la tarde, unas 15.000 personas se congregaron en la Plaza de Syntagma, delante del Parlamento de Atenas, convocadas por los principales sindicatos del país y los partidos izquierdistas de la oposición para protestar contra los recortes.
"Abajo el Gobierno, fuera la troika", "IMF, fuck off" -en alusión al Fondo Monetario Internacional (FMI)-, "No se irán si no los echamos", rezaban algunas de las pancartas de los manifestantes.
"Este presupuesto va a destrozar nuestras vidas, nuestras familias y nuestras escuelas, y no será capaz de salvar a la economía griega", se quejó en declaraciones a Efe el profesor Nektarios Kordis, recalcando que el gobierno pretende cerrar unas 2.000 escuelas en todo el país.
"Nuestros alumnos no ven un futuro en Grecia ni tienen ya horizontes, nos preguntan qué va a pasar con este país", añadió.