El Papa Francisco ha implorado desde el centro de detención de Moria, en la isla griega de Lesbos, donde se encuentran cerca de 3.000 personas, "una solución" de Europa a la crisis de refugiados. Así lo ha reclamado durante su discurso ante unos 400 refugiados con los que se ha encontrado.
Las personas retenidas en este campo han recibido al Pontífice con pancartas, entre lloros y en medio de gritos de "libertad". Francisco iba acompañado por el Patriarca Ecuménico de Constantinopla Bartolomé y por el arzobispo de Atenas y toda Grecia Jerónimo.
"He venido aquí con mis hermanos, el Patriarca Bartolomé y el Arzobispo Jerónimo, sencillamente para estar con vosotros y escuchar vuestras historias. Hemos venido para atraer la atención del mundo ante esta grave crisis humanitaria y para implorar la solución de la misma. Esperamos que el mundo preste atención a estas situaciones de necesidad trágica y verdaderamente desesperadas y responda de un modo digno", ha deseado el Pontífice.
Francisco espera que Europa responda a este drama como el forastero del episodio del Buen Samaritano, que vio a un hombre en necesidad e inmediatamente se detuvo para ayudarlo.
"Es una llamada para mostrar esa misma misericordia a los necesitados. Ojalá que todos nuestros hermanos y hermanas de este continente, como el Buen Samaritano, vengan a ayudaros con aquel espíritu de fraternidad, solidaridad y respeto por la dignidad humana que los ha distinguido a lo largo de la historia", ha enfatizado.
El Pontífice ha destacado el "sacrificio" que han hecho los refugiados "obligados a huir de situaciones de conflicto y persecución" para buscar una vida mejor para sus hijos. "Habéis hecho grandes sacrificios por vuestras familias. Conocéis el sufrimiento de dejar todo lo que amáis y, quizás lo más difícil, no saber qué os deparará el futuro. Son muchos los que como vosotros aguardan en campos o ciudades", ha recordado.
El Papa ha declarado que su intención, así como la del Patriarca Bartolmé y el arzobispo Jerónimo es la de estar con los refugiados y escuchar sus historias pero, sobre todo, la de "atraer la atención del mundo". En cualquier caso, ha reconocido que "algunos" ignoran "con facilidad" los sufrimientos de los demás o "incluso, llegan a aprovecharse de su vulnerabilidad".
Sin embargo, ha añadido que estas crisis también pueden despertar "lo mejor" de cada uno y ha puesto el ejemplo del pueblo griego "que ha respondido generosamente a las necesidades" de los refugiados "a pesar de sus propias dificultades". Si bien ha añadido que "todavía queda mucho por hacer", les ha pedido que no pierdan la esperanza. "Siempre hay alguien que puede extender la mano para ayudarnos. Este es el mensaje que os quiero dejar hoy: `No perdáis la esperanza!", ha exclamado.
El Papa ha saludado uno por uno a los refugiados y refugiadas, mayores y niños, que le esperaban con pancartas confeccionadas con trapos o cajas y en los que se podían leer mensajes como 'Queremos libertad' o 'El Papa es nuestra esperanza'. Francisco se ha detenido especialmente con un hombre y una mujer que se han arrodillado ante él entre llantos pidiéndole su bendición.
También ha recibido varios dibujos realizados por algunos de los menores que viven allí. Tras el discurso, los tres líderes religiosos han firmado una declaración conjunta y han entrado en un 'container' para almorzar con ocho refugiados.
LA 'BANCARROTA' DE LA HUMANIDAD
Durante su estancia en el centro de detención, el arzobispo de Atenas y toda Grecia, Jerónimo, ha denunciado la "bancarrota" en la que, a su juicio, se encuentra la humanidad y la solidaridad en Europa.
"Solo aquellos que vean los ojos de estos niños de los campos de refugiados serán capaces de reconocer inmediatamente la bancarrota de la humanidad y la solidaridad que Europa está demostrando en estos
últimos años a estas personas", ha criticado.
Por ello, desea que esta visita impulse un "movimiento de concienciación" para que quienes tienen en sus manos el destino de las naciones cambien la situación y traigan de nuevo la paz y la seguridad a todas las familias. En todo caso, a pesar de las "políticas", Jerónimo ha asegurado que seguirán actuando "hasta que cese la aberración y el desprecio a las personas". "Espero que nunca más veamos llegar a niños en estas trágicas condiciones", ha añadido.
Por su parte, el Patriarca Bartolomé ha instado a los refugiados a "no tener miedo", a refugiarse en Dios cuando "la gente les da la espalda" y ha advertido de que "el mundo será juzgado" por cómo ha tratado a los refugiados y por la respuesta que dé ante la crisis en sus regiones.
"Aquellos que tienen miedo de vosotros no os han mirado a los ojos, no han visto a vuestros hijos, han olvidado que la dignidad y la libertad trascienden el miedo y la división, olvidan que la migración no es un asunto de Oriente Medio o el norte de Africa para Europa y Grecia sino para todo el mundo", ha subrayado.
También ha deseado que el mar Mediterráneo no sea "una tumba" sino "un mar de paz", un lugar de "intercambio y diálogo". Asimismo, ha mostrado su esperanza en que los conflictos en Oriente Medio, que están en la raíz de esta crisis, "cesen rápido" y "se restablezca la paz". Además, ha pedido particularmente por la "dramática" situación de las minorías cristianas en la región que "necesitan una acción urgente para que no desaparezcan".