Veinte policías han resultado heridos en Belfast, capital de Irlanda del Norte, y dos personas han sido detenidas a raíz de los enfrentamientos con jóvenes nacionalistas e unionistas durante los tradicionales desfiles protestantes de julio. Según informó hoy un portavoz de la policía norirlandesa (PSNI), los agentes fueron trasladados a un hospital, pero su estado no reviste gravedad, mientras que no ha facilitado detalles de los arrestados. Pese a que la noche terminó con incidentes, las marchas protestantes transcurrieron con relativa tranquilidad durante el día.
Las fuerzas del orden fueron atacadas con bombas incendiarias, piedras y otros artefactos después de que una veintena de miembros de la Orden de Orange marchasen ayer por el barrio católico de Ardoyne, en el norte de la capital.
También se llegaron a oír durante los disturbios hasta diez disparos de un arma de fuego, pero la PSNI indicó hoy que ninguno de los heridos presenta impactos de bala.
Decenas de efectivos antidisturbios permanecieron ayer desplegados en esta zona, después de que en los últimos dos años los enfrentamientos en Ardoyne provocaran decenas de heridos.
El desfile, no obstante, transcurrió pacíficamente, según la Orden, a pesar de que sus miembros recibieron gritos de desaprobación de algunos nacionalistas, y concluyó a la hora prevista, a tiempo para dar paso a una manifestación organizada por asociaciones vinculas a grupos disidentes del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), opuestas al proceso de paz.
Entre el fin de una marcha y el comienzo de la otra, jóvenes nacionalistas comenzaron a atacar a las fuerzas de seguridad, que se vieron obligadas a usar dos cañones de agua y material antidisturbios para dispersar a los manifestantes.
En Londonderry (noroeste de la provincia), jóvenes lanzaron bombas incendiarias contra los agentes en el área de Westland Street, mientras que un coche fue incendiado.
En los últimos años, la mayoría de los desfiles han transcurrido, sin embargo, pacíficamente, incluso cuando han pasado por barrios católicos.
Ahora, las rutas que siguen los "orangemen" son pactadas por representantes de ambas comunidades con la Comisión de Desfiles, lo que propicia que el paso de los hombres del traje negro, bastón en mano, bombín y orla naranja al cuello sea vista como una concesión y no como una imposición.
Aún así, un amplio sector nacionalista todavía considera que estas marchas celebran la supremacía de la comunidad protestante-unionista sobre la católica-nacionalista, origen de los más de cuatro siglos de conflicto en Irlanda del Norte.
Como cada año, miles de miembros de la Orden de Orange se echaron a las calles para conmemorar la victoria del rey protestante Guillermo III de Orange sobre el católico Jaime II en la batalla del Boyne, en 1690, desfiles que, a menudo, atraviesan zonas nacionalistas.