La compañía española Scytl ayudará a que miles de votos sean procesados electrónicamente en las presidenciales en EEUU del 6 de noviembre, unos comicios que podrían ser tan ajustados como los de 2000, aunque esta vez las papeletas de papel tendrán menos protagonismo.
En una década, Scytl, con sede en Barcelona, ha conseguido situarse como líder mundial de software criptográfico y "seguridad electoral" y ha ampliado desde 2008 su presencia en EEUU, que el 6 de noviembre decidirá entre el presidente demócrata, Barack Obama, o su rival republicano, Mitt Romney.
"No hay sistema perfecto, pero en una década haciendo este trabajo nunca hemos tenido un problema con hackers o manipulación de datos", asegura Michelle Shafer, portavoz en EEUU de Syctl, que vio cómo se abrían las puertas de este país cuando los problemas con el recuento en 2000 mostraron la necesidad de modernización.
En 2008, Scytl consiguió que por primera vez residentes en el extranjero pudieran votar por internet gracias a un acuerdo con el Gobierno de Florida, el estado donde en 2000 el recuento de papeletas de papel perforado se convirtió en una pesadilla para los funcionarios electorales en la contienda entre George W. Bush y Al Gore.
La modernización progresiva del sistema de votación estadounidense permitió a la empresa catalana, nacida en los pasillos de la Universidad Autónoma de Barcelona, ampliar su presencia en 2010 a más de una decena de estados.
En enero de este año, Scytl, cuyo nombre deriva de una técnica de encriptación usada en la antigua Grecia, adquirió el cien por cien del capital de la empresa estadounidense SEO, consolidándose como uno de los líderes en gestión electrónica de votos en EEUU.
El software desarrollado por Scytl ayudará en diferente grado al proceso de votación y recuento este año en 29 estados y ha tenido un papel especialmente relevante en la tramitación de votos de las tropas estadounidenses en el exterior.
Los soldados de seis estados (Alabama, Arkansas, Misuri, Nueva York, Alaska y Virginia Occidental) desplegados en el extranjero y residentes fuera del país pueden votar a distancia gracias a Scytl, que ha diseñado varios sistemas dependiendo de las exigencias de cada división electoral.
La empresa catalana, dirigida por Pere Vallés, no fabrica los puestos de votación, pero ha permitido que miles de estadounidenses en el exterior hayan podido votar a través de internet o con sistemas que agilizan el voto en papel a distancia con la ayuda de la red.
No obstante, algunos analistas gubernamentales como Bruce McConnell, experto de ciberseguridad del Departamento de Seguridad Nacional, aún creen que se deben extremar las precauciones con el voto electrónico por internet y su generalización debe avanzar con cautela.
"El voto electrónico es más seguro comparado con el envío, por ejemplo, de una papeleta por correo. Los sistemas de Scytl están descentralizados y evitan problemas ante la necesidad de un recuento, ya que hay un sistema de seguimiento y garantías", asegura Shafer.
Asimismo, Scytl provee a los funcionarios electorales estadounidenses de herramientas que permiten analizar de manera más rápida y eficiente los datos electorales, lo que evitaría escenas de recuento manual como las de 2000.
"El origen foráneo de Scytl levanta más suspicacias curiosamente en Estados Unidos que en otros países", indica Shafer, quien niega los rumores extendidos en internet, especialmente por blogs conservadores.
Uno de ellos es que el inversor George Soros, donante de la campaña de Obama, participa indirectamente en la empresa. "No es verdad y no sé de dónde lo han sacado, no tiene ninguna vinculación con Scytl", sentencia Shafer, algo que han corroborado webs como RealClearPolitics o The Blaze.
Scytl trabaja en más de 20 países, algunos, como en el caso de Noruega y México, más abiertos a ampliar la participación democrática en la era digital con nuevos sistemas que ya permiten votar desde una tableta electrónica o tener voz en decisiones de gobierno casi en tiempo real.
Shafer confía en que los recelos en Estados Unidos se vayan diluyendo ante las garantías que ofrecen los programas de software de seguridad y el hecho de que Scytl sea una filial registrada en Estados Unidos con personal local.
Como recuerda Shafer, "al final, los que cuentan los votos son los funcionarios estadounidenses, nosotros simplemente ponemos los medios para ayudarlos".