Unida en el reclamo de libertad y democracia para Cuba pero fragmentada en múltiples grupos, la disidencia interna asiste a la muerte de Fidel Castro con el reto de lograr mayor influencia social, en una época en que las nuevas tecnologías han abierto espacios a la crítica y el descontento.
Los disidentes y opositores a Castro surgieron casi al tiempo del triunfo de la revolución y se han mantenido con altibajos como un elemento siempre presente en la isla y siempre acusados por el régimen como "contrarrevolucionarios" y "mercenarios" al servicio de Estados Unidos.
Muchos de ellos conocieron largos años de cárcel como el "Grupo de los 75", los opositores que en la "Primavera Negra de 2003" fueron condenados a penas de hasta 28 años de prisión acusados de conspirar con EEUU, atentar contra la independencia del Estado, y socavar los principios de la revolución.
Bajo el mandato de Raúl Castro, entre 2010 y 2011, se produjo la excarcelación de la mayor parte de esos y otros presos políticos, uno de los principales reclamos históricos de la disidencia.
Pero aquel proceso, fruto de la mediación de la Iglesia Católica, fue muy criticado por una parte de la oposición porque la mayoría de las liberaciones se produjeron bajo la condición del exilio.
La disidencia denuncia que la represión política se ha mantenido con Raúl Castro aunque bajo un formato de "baja intensidad" con múltiples arrestos y detenciones temporales que duran horas o días, sin faltar el "repudio" como se conoce a los actos oficialistas de acoso y hostigamiento contra grupos opositores.
En medio de un férreo sistema de control social, los críticos han intentado en más de medio siglo de castrismo múltiples formas de protesta y resistencia para hacer visibles sus demandas: desde los presos "plantados" que se negaban a vestir el uniforme penitenciario, hasta las huelgas de hambre y sed o las caminatas pacíficas de las disidentes Damas de Blanco.
Pero en un país donde todos los medios de comunicación están controlados por el Estado, la única publicidad que el oficialismo da a los disidentes ha sido para denunciar sus actividades "subversivas" con programas especiales para tratar de demostrar sus vinculaciones con Washington, con la CIA y con los grupos anticastristas en el exilio.
Tras el retiro de Fidel Castro en 2006, los grupos disidentes veteranos han mantenido su activismo y la mayoría coincide en apostar por una transición pacífica hacia la democracia.
Destacan la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) que lidera Elizardo Sánchez y las Damas de Blanco.
Otro nombre destacado de la actual disidencia es Guillermo Fariñas, psicólogo y periodista independiente con 25 huelgas de hambre en su haber, entre ellas la de cuatro meses que realizó en 2010 para exigir la libertad de los presos políticos tras la muerte del prisionero de conciencia Orlando Zapata Tamayo tras un ayuno en la cárcel y la más reciente en el verano de 2016.
Uno de los grupos que se ha consolidado en los últimos años es la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu) liderada por el expreso del "Grupo de los 75", José Daniel Ferrer, y con especial arraigo en Santiago de Cuba y en las provincias orientales de la isla.
Además de la represión y el hostigamiento, la disidencia ha sufrido en los últimos tiempos notables pérdidas como la del reconocido opositor Oswaldo Payá, fallecido a los 60 años en junio de 2012 en un accidente de tráfico.
Payá era el coordinador del Movimiento Cristiano Liberación (MCL) y el promotor del llamado "Proyecto Varela", con el que propuso un referendo para una transición democrática y pacífica en la isla y que presentó en 2002 en el Parlamento cubano con el aval de miles de firmas.
Payá fue el primer cubano en recibir, en 2002, el premio Sájarov del Parlamento Europeo a los Derechos Humanos, institución que en años posteriores también se lo otorgó a las Damas de Blanco y a Guillermo Fariñas.
A la oposición "clásica", en los últimos años se sumaron voces más jóvenes que encontraron en las nuevas tecnologías, a pesar de las leoninas restricciones que existen en la isla sobre internet, una manera de canalizar las críticas al sistema.
La más famosa es Yoani Sánchez, la autora del blog "Generación Y" donde refleja su visión sobre la cotidianeidad de la isla y que fue reconocida con el Premio Ortega y Gasset de Periodismo Digital en 2008, año en que la revista "Time" la incluyó en su lista de las 100 personas más influyentes del mundo.
Activa usuaria de la red social "twitter", como parte de sus iniciativas para promover el uso ciudadano de la red ha impulsado concursos, talleres para blogueros y escribió manuales para utilizar la plataforma Wordpress o "tuitear" desde un teléfono móvil. Desde 2014, dirige el periódico digital independiente "14ymedio", censurado en la isla.
Para el régimen cubano, Yoani Sánchez pertenece a una nueva clase de "contrarrevolucionarios" que el oficialismo califica como "cibermercenarios" fabricados por EEUU.
Muchos miembros de la disidencia interna han podido expresar sus denuncias sobre la falta de libertades y de respeto a los derechos humanos en la isla más allá de las fronteras cubanas gracias a la reforma migratoria de 2013 que acabó con las restricciones para salir al exterior y regresar al país.
Varios disidentes como Fariñas o la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, la bloguera Yoani Sánchez o el activista Elizardo Sánchez, entre otros, no han tenido problemas en los últimos años para viajar al exterior y regresar al país.