Para el Canal de Isabel II es habitual la sustitución, renovación y reparación de las tuberías, práctica que siempre ha creado molestias entre los ciudadanos por las obras en aceras y calzadas. Para solventar este y otros problemas, la compañía forma parte de la Asociación Ibérica de tecnologías Sin Zanja.
Las tecnologías sin zanja, aparte de reducir las molestias, hacen que el trabajo sea más rápido, sostenible y seguro. Este método evita la necesidad de realizar grandes obras y facilita la gestión de los permisos municipales.
Las tecnologías sin zanja han experimentado un importante auge entre las empresas, por lo que el Canal de Isabel II ha creado un grupo de trabajo para compartir y estudiar las distintas posibilidades para la renovación de red. En este grupo trabajan técnicos de proyectos y responsables de obras de saneamiento y abastecimiento, y profesionales de las subdirecciones de conservación e I+D+i de la empresa.
Con el uso de estas tecnologías se intervino en una tubería de abastecimiento que cruza la M-40, y se tardó tan solo cinco días. Este método facilita el trabajo porque tan solo repara las zonas dañadas con fibra de carbono. También se hace uso del bursting, un sistema capaz de aumentar el diámetro del tubo original.
La manga, una de las más utilizadas
Hay muchas variedades de tecnologías sin zanja, y una de las más utilizadas es la manga. Se trata de un tubo de fibra de poliéster impregnado con resinas que, al entrar en contacto con el agua caliente, endurece y queda adherido a la tubería original, sellando cualquier junta o desperfecto.
Este procedimiento mantiene, o incluso iguala, la capacidad hidráulica. Las mangas también han resuelto serios problemas en la red de alcantarillado, donde a veces se pueden infiltrar aguas limpias.
Con la manga, Canal ha llegado a renovar hasta 300 metros de tubería en un día, cuando haciendo zanja los rendimientos habituales diarios oscilan entre 5 y 20 metros.