El Samur Social ha celebrado hoy su X aniversario en una entrega de premios presidida por la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, quien ha destacado la solidaridad y el compromiso de los 150 profesionales que luchan cada día contra la exclusión social, los malos tratos y el abandono de personas mayores. La labor del Samur Social arrancaba el 4 de junio de 2004, con Alberto Ruiz-Gallardón en la Alcaldía de la capital y Ana Botella como responsable de la Concejalía de Asuntos Sociales.
En aquel entonces, el Samur Social contaba con ocho equipos en la calle y seis unidades móviles, mientras que hoy lo forman doce equipos en la calle, diez unidades móviles y 150 profesionales.
Desde su creación, ha recibido más de medio millón de llamadas y ha atendido 108.000 emergencias individuales y 342 colectivas. además ha realizado más de 333.000 actuaciones con personas sin hogar.
El objetivo durante estos diez años ha sido, en palabras de Botella, "tender la mano" a los que se encuentran en riesgo de exclusión, hasta convertirse en 'El corazón de Madrid', el lema en su décimo aniversario.
Asimismo, la alcaldesa de Madrid ha recalcado la importancia de desarrollar un modelo de integración social "imprescindible" en un ciudad moderna e inclusiva, "de todos y para todos".
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, recordó que el Samur Social atiende a las personas sin hogar como "únicas e irrepetibles" y se mostró convencida de que los madrileños aprueban que sus impuestos se dediquen a atender una situación "a la que podemos llegar cualquiera".
Además, el consejero de Asuntos Sociales, Jesús Fermosel, ha recibido un premio de manos de la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, por el servicio de Renta Mínima de Inserción (RMI) de la Comunidad.
En declaraciones a los medios, Fermosel ha destacado la creación por parte del Samur Social y del Gobierno regional del "distrito 22", desde donde gestionan la renta mínima para personas en riesgo de exclusión social y de la que ya se han beneficiado 200 personas.
También ha acudido a la celebración el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Jaime Lissavetzky, quien ha elogiado al Samur Social por su labor durante esta década, aunque también ha aprovechado para solicitar más recursos, debido a la "grave" crisis social que atraviesa Madrid.
Presumió de que Madrid, una ciudad que "debe caracterizarse por atender a aquellos que más lo necesian", tiene "unos servicios sociales estupendos", cuyos trabajadores rebosan "vocación, dedicación y cariño" hacia las personas sin hogar, un fenómeno del que subrayó que a veces "no se sabe cuál es la causa y cuál el efecto" y cuesta mucho sacar a estas personas de los hábitos que han adquirido.
También defendió que el Samur Social es ejemplo de la colaboración entre instituciones, pues en su labor inciden otros servicios de emergencia, la Policía Municipal, el Selur y la EMT, por ejemplo, y de la colaboración público-privada, dentro de la que incluyó la que se establece con entidades religiosas como las Hermanas de la Caridad.
Juan Carlos Arellano, miembro del Samur Social, ha explicado que uno de los momentos más duros que ha vivido en estos diez años ha sido el día del accidente de avión de Spanair.
En los últimos meses, el Samur Social -o la "marea azul", tal y como se llaman a si mismos los miembros en referencia al uniforme azul- se ha convertido en la puerta única de acceso a la red municipal de atención a personas sin hogar, ya que desde el pasado 8 de abril todas las demandas de acogida son gestionadas y canalizadas a través de su central.
Asistieron, entre otros muchos, el consejero de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid, Jesús Fermosel, y diversos concejales y portavoces municipales de los grupos de la oposición, entre ellos Jaime Lissavetzky, por el PSOE, y David Ortega, por UPyD. Los intervinientes reconocieron que la puesta en marcha del Samur Social se supo extraer de la controversia política.