La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, asegura que en algunas movilizaciones hay "elementos muy radicales" que quieren "provocar incidentes" y que han tratado de "helenizar las protestas" de los ciudadanos, al tiempo que considera que el 15-M se encuentra "muy diluido".
En una entrevista con la Agencia Efe, en la que hace balance de su primer año al frente de la Delegación del Gobierno en Madrid, Cifuentes cree que parte de la protesta social en la capital estaba "dirigida políticamente" por quienes trataron "de ganar en la calle" lo que no pudieron en las urnas.
Sobre los altercados que se han registrado en algunas de estas protestas, está "convencida" de que "en algunas concentraciones y manifestaciones ha habido elementos muy radicales que han ido precisamente para provocar incidentes, de manera intencionada".
"Ha habido y hay grupos antisistema en España y en Madrid que han tratado de helenizar de alguna manera algunas protestas, aunque no lo han conseguido, afortunadamente, sobre todo gracias a la profesionalidad y buen hacer de las fuerzas y cuerpos de seguridad", afirma.
En su opinión, la Policía Nacional ha conseguido "con una intervención mínima y proporcional" aislar ese tipo de fenómenos.
Cifuentes se muestra "satisfecha" por la respuesta dada desde la Delegación del Gobierno porque se ha compaginado el legítimo derecho a manifestación de parte de la sociedad con el del resto de los ciudadanos a continuar con su vida diaria.
Eso a pesar de que en 2012 ha habido un "nivel de movilización muy alto", con 3.419 manifestaciones y concentraciones en Madrid, que se han saldado sin grandes incidentes y con la intervención de la Policía en un número "prácticamente irrelevante" de ellas.
"Por eso, cuando se nos acusa de querer criminalizar la protesta, las cifras lo desmienten. El número tan elevado de manifestaciones significa que no se ha criminalizado nada y se ha permitido que quien quisiera manifestarse pudiera hacerlo", sostiene.
En cuanto al Movimiento 15-M, origen de la mayoría de las protestas, considera que "ha ido evolucionando y en estos momentos está muy diluido entre otros movimientos que han ido surgiendo"
"No quiero quitarle valor ni mérito, porque me merece todo el respeto del mundo, pero sí creo que lo que definió el 15-M en un inicio ahora significa otra cosa, y ha quedado claramente diluido", añade.
La delegada incide en que no es partidaria "ni de restringir ni de limitar el derecho de manifestación", pero sí de "racionalizar el espacio público", para que no coincidan varias movilizaciones en el mismo lugar o a la misma hora.
Pone como ejemplo a los comerciantes de la zona centro de la capital, donde se celebra el 80% de las movilizaciones, afectados "cada vez que hay una manifestación en el centro" porque "tienen que cerrar sus comercios".
Cifuentes es consciente de que la Delegación del Gobierno "es un puesto complicado porque está en el ojo del huracán" y también por la situación que ha heredado.
"En los últimos tiempos en la Delegación quizá había ciertas carencias, y una de ellas es que a la Policía Nacional no se la estaba respaldando, a mi modo de ver, de manera suficiente y adecuada, cosa que ha cambiado", explica.
Ahora la Policía cuenta con el apoyo de la máxima responsable de la seguridad en la región, que tiene claro que todos los ciudadanos deben cumplir los requisitos que establece la ley para manifestarse, y los que no lo hagan tienen que enfrentarse a sanciones administrativas.
Sobre la polémica por el hecho de que algunos agentes antidisturbios no lleven su número identificativo visible, la delegada explica que sus chalecos de protección no lo llevan porque no son personales, sino del equipo, pero el Ministerio ya ha sacado un concurso "para poder adjudicar que cada agente tenga su propio chaleco, con su identificación".
"Además, todo policía tiene obligación de identificarse a requerimiento de cualquier ciudadano, como así hacen", añade.
Preguntada por su futuro y la posibilidad de que le propongan otra responsabilidad pública, la delegada asegura que no se plantea "nada" y estará "donde el partido diga".
"Me veo como una persona que lleva mucho tiempo en política, con vocación de servicio público, intentado hacer siempre las cosas de la mejor forma posible y sin ambición política, porque no la tengo", concluye.