La Comunidad de Madrid no legislará sobre las tareas escolares y ha optado por que cada centro educativo consensúe su propia política de deberes, que formará parte del proyecto educativo del centro y será uno de los criterios para los padres a la hora de elegir dónde van a matricular a sus hijos.
Para ello, la Consejería de Educación ha presentado hoy una guía con "recomendaciones" que abren la puerta a que "los deberes no sean iguales para todos los alumnos" de una clase; a que los profesores de un curso "se coordinen" para poner los deberes, entre otras.
Educación enviará "una circular" a los equipos directivos de cada centro que "abran un proceso de consenso con los profesores, los alumnos y las familias" para definir su política de deberes, que deberán "plasmar en un documento que se incorporará al proyecto educativo del centro", ha dicho el consejero Rafael van Grieken al presentar la guía 'Deberes: tareas después de la escuela'.
Cada centro "conoce sus características, su alumnado y sabe cómo buscar lo que más se ajuste a su perfil", según Van Grieken que ha detallado que "los deberes no deben ser homogéneos, cada alumno tiene un potencial y no deberían ser iguales para todos los alumnos" de la clase.
Otra de las recomendaciones es que "tiene que haber una coordinación entre los profesores de un determinado curso a la hora de poner los deberes".
Un aspecto "fundamental es adaptar cualquier iniciativa a la diversidad de los alumnos. Es evidente que los centros tienen distintas características" y cada alumno es "tremendamente distinto al otro", por lo que cualquier tarea vinculada a este documento debe "respetar el ritmo de aprendizaje de cada uno", según el presidente del Consejo Escolar madrileño, Rafael Carbonell.
Las cerca de 25 recomendaciones de la guía son fruto de "un proceso largo pero muy positivo" de debate en el seno del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, que incluye documentos prácticos, indicadores y cuestionarios al profesorado y a las familias para conocer sus opiniones.
Los centros recibirán "una recomendación clara de que tienen que definir su política. Muchos ya nos han pedido estas orientaciones y cada centro se irá adaptando poco a poco", según el consejero."Nosotros no vamos a exigir nada. Lo que se ha demostrado a través de los debates en el Consejo Escolar madrileño es que no se puede legislar sobre los deberes porque no hay una única pauta adaptable a todos los centros", ha añadido.
El consejero ha llamado a "confiar en los equipos directivos y en los profesores", que abrirán un periodo de reflexión para definir el proyecto contando con los alumnos y las familias, en un proceso de "triangulización" con los agentes de la comunidad educativa.
Van Grieken se ha mostrado convencido de que el sistema funcionará "cuanto más se respete la autonomía de los centros. Si se impone desde fuera no daría el mismo resultado, lo más probable es que no funcione".
Preguntado sobre los plazos para ponerlo en marcha, Van Grieken ha dicho que primero hay que ver cómo las recomendaciones "van aterrizando, cómo está siendo la aceptación, para luego ver si se dan nuevos pasos más allá, en forma de alguna instrucción".
El libro de recomendaciones se colgará en la web del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid y es el fruto de seis sesiones de debates para tratar de paliar las quejas de los alumnos y las familias de que las tareas son aburridas, a veces excesivas y faltas de utilidad.
El objetivo es que los deberes "sirvan de refuerzo de lo aprendido y evitar que sean tareas rutinarias". También se incide en su adaptación a la diversidad, teniendo en cuenta las edades, ritmos de aprendizaje y desarrollo personal.
También se insta a los centros "a garantizar que todos los alumnos puedan realizar los deberes por sí mismos", y se destaca la "importancia de las familias, llamadas a cumplir un papel esencial en este proceso. En primer lugar con su opinión sobre los deberes y, en segundo lugar, como protagonistas en la realización de otras actividades complementarias con sus hijos, concluye Educación.