Un joven magrebí que recibe tratamiento psiquiátrico ha desatado hoy una gran alarma por una falsa amenaza de bomba en un tren que entraba en la estación de Atocha, que fue desalojada durante más de una hora al activarse el protocolo antiterrorista ante la posibilidad de que fuera un atentado.
Las amenazas proferidas por el individuo sobre su intención de inmolarse con un supuesto explosivo que llevaba en una bolsa, junto a su fisonomía de rasgos árabes, provocaron que los pasajeros del convoy parasen el tren y salieran corriendo presos del pánico al revivir los atentados terroristas del 11M.
La Policía detuvo al joven en la calle, fuera de las instalaciones ferroviarias, al identificarlo con la descripción que dieron los pasajeros del tren, y la única explicación al suceso es que sufre problemas mentales y recibe tratamiento psiquiátrico desde 2013 en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
El detenido, nacido en 1993, no tiene antecedentes por "supuestas o posibles vinculaciones con redes islamistas o radicales", según ha destacado el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que ha subrayado la "celeridad" y "profesionalidad" con la que han actuado las fuerzas de seguridad y el "comportamiento" de los ciudadanos afectados.
La confusión de lo que estaba sucediendo, salvo en los testigos directos de los hechos, hizo que la incertidumbre y el miedo se desatara entre el resto de los pasajeros del tren afectado y en los de otros convoyes que fueron desalojados por la policía sin explicar los motivos de la alerta.
Tras descubrirse que todo había sido una falsa alarma, una pasajera llamada Marta relató: "Ha entrado diciendo que se iba a suicidar con algo en la mano. Creía que llevaba pistola, porque llevaba la mano todo el rato dentro del abrigo. Y que se iba a suicidar y que no se iba solo".
En la mente de los pasajeros que vivían la escena se les representó el fantasma del 11 de marzo de 2004, en el que murieron 190 personas en una acción terrorista planificada en varios trenes de cercanías que se aproximaban a Atocha. Pero todos, en el fondo, querían pensar que no podía volver a suceder lo mismo.
CUATRO PERSONAS ATENDIDAS POR CRISIS DE ANSIEDAD
La alerta antiterrorista se disparó a las 9:48 horas en un convoy de la línea de cercanías C-1 cuando se encontraba a 700 metros de su parada en la estación de Atocha, pasada la parada de Asamblea de Madrid.
Un individuo que portaba una bolsa de plástico en la mano se levantó del asiento profiriendo amenazas y anunciando que se iba a inmolar con la bomba que llevaba en una bolsa, según el relato hecho por el ministro del Interior.
Se produjo entonces un gran revuelo en el vagón y todos los pasajeros, tras tirar del freno de emergencia, descendieron corriendo del tren, entre ellos el supuesto suicida, que también huyó a la carrera hasta que fue detenido por la Policía.
Ante el aviso a los servicios de emergencia, todos los trenes que circulaban en las proximidades de Atocha se detuvieron y se dio la orden de desalojo, por lo que la bocana de la estación se convirtió en una marea de viajeros cruzando los raíles para alejarse del foco de riesgo.
Durante el incidente, cuatro personas tuvieron que ser atendidas por sufrir crisis de ansiedad.
Tras su detención, el supuesto suicida fue conducido a las dependencias de la Brigada Provincial de Información para proceder a su identificación y tomarle declaración.
En la bolsa que llevaba se encontró una chilaba y una botella de agua.
Descartada cualquier vinculación terrorista del detenido, el antecedente que se ha encontrado es una reciente detención el pasado 13 de noviembre acusado de un delito de amenazas y violencia de género, y dos días después se dictó contra él una orden de alejamiento de su mujer e hijo.
Tras el análisis de los desactivadores de explosivos del TEDAX, la policía determinó a las 11:05 horas que se trataba de una falsa alarma y desactivó el protocolo, por lo que se restableció el normal funcionamiento del servicio ferroviario.