El Ayuntamiento de Madrid acometerá en la primera quincena de marzo la instalación progresiva de los primeros 90 contenedores soterrados de papel-cartón, plástico-metal y vidrio en treinta emplazamientos del distrito Centro.
Las obras para los primeros de estos contenedores se iniciarán en la calle Serrano Anguita, de manera que estarán operativos en marzo, ha explicado la vicealcaldesa, Inma Sanz, en la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno, celebrada esta semana en la Junta de Distrito de Usera.
Además de estas ubicaciones, está prevista su implantación en la plaza de las Salesas, en la calle Fernando VI, en Divino Pastor, en Campoamor, Gravina, Valverde, Serrano Jover, Amaniel, Embajadores, Jesús y plaza Campillo del Mundo Nuevo, y el resto de emplazamientos aún está en fase de proyecto.
Sanz ha recordado que los contenedores soterrados de Centro figuran en el contrato de contenerización, recogida y transporte de residuos que puso en marcha el Gobierno municipal en noviembre de 2022.
Este contrato ha permitido, entre otros aspectos, incrementar la frecuencia de las recogidas de residuos en la capital, además de la implantación de 30.000 nuevos contenedores más accesibles, integrados y ergonómicos en toda la ciudad.
Reducción de olores y de riesgo de vandalismo
El sistema que se va a implantar en Centro cuenta con contenedores herméticos de tapa abatible y cierre automático silencioso.
El mecanismo de apertura del contenedor es de fácil detección y manejo, permitiendo su accionamiento con el puño o el codo.
Para facilitar el acceso al peatón, además de la maneta de apertura frontal se ha desarrollado una inscripción en braille en la tapa abatible para personas con discapacidad visual.
La altura de la parte inferior de la boca del recipiente está situada a 90 centímetros desde el itinerario peatonal accesible.
Otra de las características ventajosas de estos contenedores para la ciudad, dice el Ayuntamiento, es que los residuos se almacenan a temperatura más baja y estable, reduciéndose el ruido, los olores y el riesgo de vandalismo.
Al limitarse el impacto negativo provocado por los residuos visibles y el espacio que ocupan en aceras y calles, su instalación mejora la limpieza del entorno y lo hace más transitable.