Ahora son dos leones de bronce los que flanquean la fachada principal del Congreso de los Diputados. Pero no siempre ha sido así y el pueblo de Madrid, inventor oficioso de los 'memes', ha aprovechado cada cambio de estas 'fieras' para hacer mofa de ello.
Tras la conclusión del palacio de las Cortes se propuso adornar la entrada con dos magníficos leones. El problema fue que las obras del edificio habían costado tanto que poco quedaba para adornos.
Se encargó el trabajo al escultor Ponciano Ponzano, el mismo que había realizado el frontispicio de este inmueble de corte clásico. Ponzano aceptó la obra y modeló dos leones, pero en vez de metal los hizo de yeso y se pintaron imitando el bronce. Al año los leones tenían un aspecto penoso.
Tras las críticas de la ciudadanía se optó por sustituirlos por otros dos leones. Esta vez serían de piedra para aguantar a la intemperie. Y Ponzano pasó un presupuesto que fue estimado como muy elevado.
Entonces se recurrió a otro artista José Bellver y Collazos que esculpió en piedra dos 'leoncitos'. Y aquí vienen las chanzas de los madrileños que por el reducido tamaño de las estatuas las consideraba más que leones perros rabiosos, según relata el escritor e historiador Ángel Sánchez Crespo.
Y de nuevo los leones fueron retirados y de nuevo se propuso unos nuevos. Y ya llevamos 4 leones en el Congreso. Para los leones 5 y 6 se decidió confiar de nuevo en Ponciano Ponzano y como material se usó el bronce de cañones de la Guerra de África fundidos en Sevilla.
En 1872 se colocaron los leones de Ponzano a ambos lados de la escalinata del Congreso. El saber popular dice que son los mismos leones de la fuente de la Cibeles, aunque esto no está demostrado. Para unos son Daoiz y Velarde, para otros Hipómenes y Atalanta y otros más no saben y no contestan.
En definitiva, seis leones en la historia del Congreso de los Diputados. No está nada mal teniendo en cuenta que en el proyecto original no se contemplaba ninguno y en su lugar dos farolas por todo adorno.