Casi todo el mundo conoce la Quinta de Torre Arias, la de Vista Alegre o las de Fuente el Berro y por supuesto la de Los Molinos y sus almendros en flor. Hay otras fincas históricas de recreo en la capital.
Pero hay una que además de contener también almendros contiene todo el simbolismo de haber sido lugar de reunión de la Generación del 27.
Si el chalet de Velintonia, residencia del Nobel Vicente Aleixandre y meca de varias generaciones de escritores e intelectuales, parece que no desaparecerá tras iniciar la Comunidad su declaración como Bien de Interés Cultural, la Huerta de Mena (referencia de la Generación del 27) se enfrenta a la piqueta.
La centenaria Huerta de Mena, una de las históricas quintas del antiguo pueblo de Hortaleza, señala el colectivo empeñado en su recuperación "puede acabar arrasada por la especulación inmobiliaria".
Miles de personas ya han firmado la antigua quinta que hace un siglo, cuando fue propiedad del dramaturgo Carlos Arniches, se convirtió en un efervescente lugar de encuentro de la intelectualidad madrileña.
La Huerta de Mena, también conocida como 'Finca de Los Almendros', tiene al menos 200 años de antigüedad, y con el paso del tiempo ha quedado encajada entre las autopistas M-40 y M-11 en la calle Gregorio Sánchez Herráez.
"Ahora desaparecerá si el Ayuntamiento acaba aprobando el Plan Especial que las propietarias de los terrenos, las Madres Adoratrices, necesitan para vender la finca a un gran grupo empresarial”, afirman desde la plataforma.
Los promotores, afirma la plataforma, quieren levantar nuevas oficinas en el entorno de Vía de los Poblados, una zona saturada con problemas de movilidad y carencias de transporte público.
Sin protección
La congregación religiosa de las Adoratrices tiene un acuerdo de venta de los terrenos a una empresa condicionado a que el Ayuntamiento apruebe un Plan Especial que afectaría también a las dos parcelas municipales que rodean la antigua Huerta de Mena.
Además de la construcción de oficinas, esos más de 80.000 metros cuadrados acogerían un equipamiento municipal por concretar, nuevos viales, algunas zonas verdes y accesos a las autopistas circundantes.
"Todo a costa de destruir el palacete de la finca, sus jardines y arbolado. Y podrá hacerse sin ningún inconveniente legal, porque la centenaria finca carece de algún tipo de protección", advierten.