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Un plan perfecto, cinco pueblos madrileños que merece la pena visitar
- Desde Santorcaz su castillo al molino 'semihundido' de Robledillo de la Jara
Prádena del Rincón situado al nordeste de la región y con solo un centenar de habitantes, esconde un pequeño paraíso que pocos madrileños conocen: la Sierra del Rincón, que además está catalogada por la Unesco como Reserva de la Biosfera.
Aunque forma parte de un conjunto de pueblos 'más populares', como La Hiruela o Montejo de la Sierra, este pequeño municipio nos ofrece una oportunidad única para explorar senderos verdes, sorteados por arroyos y pequeños ríos, como el Nava o Paredes.
Considerando los diferentes ángulos, podemos ganar perspectiva sobre nuestro increíble patrimonio y la naturaleza. @PatrimonioCM @medioambientecm @rafapradena @unai_pastor @zarzaymenta @midra_i pic.twitter.com/8S14sWPDn3
— Ayuntamiento de Prádena del Rincón (@PradenaRincon) October 9, 2021
Prádena del Rincón es un lugar para amantes de la naturaleza en bruto. Sin apenas señales de la mano del hombre y el sonido de las golondrinas que llegan para anunciar la primavera, lo mejor es dejarse llevar entre bosques de robles, acebos y algún cerezo.
Qué ver en Prádena del Rincón
- La iglesia parroquial de Santo Domingo de Silos, de estilo románico rural (declarado Bien de Interés Cultural en 2021). Construida en los siglos XII-XIII, incluye una galería de estilo mudéjar.
- El puerto de la Puebla y las faldas de los picos Porrejón y Peña de la Cabra, con las cumbres de Portezuela (1751m) y Peña del Águila (1679m).
- Senderos sorteados por los ríos Nava y Paredes.
Además este pequeño pueblo conserva desde hace siglos una iglesia que hace poco fue nombrada Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid: la iglesia de Santo Domingo de Silos, que construcción románica (siglos XII-XIII).
Pero Madrid esconde muchos más secretos, pueblos que conservan con celo pequeños tesoros y que aún no han sido explotados por el turismo. Aquí tienes algunos posibles descubrimientos más.
Braojos: un pequeño rincón en Somosierra
En pleno puerto de Somosierra, y con poco más de 200 habitantes, Braojos es otro pueblo singular para utilizar como centro de rutas senderistas. Además de un paisaje repleto de robles y olmos, cuenta con algún edificio singular, como la Ermita del Buen Suceso, construida durante el siglo XII, la iglesia de San Vicente Mártir, de estilo barroco, y una fuente o abrevadero de principios del siglo XX cuyas aguas bajan de un manantial.
Mirlos, estorninos, cigüeñas y golondrinas son los encargados del 'hilo musical' de este tranquilo pueblo. Por las noches, se puede escuchar el característico ulular de lechuzas.
Qué ver en Braojos
- Bosques de robles, fresnos y ciruelos.
- Iglesia de San Vicente mártir, del siglo XVI y estilo barroco.
- La Ermita del Buen suceso (siglo XVI)
- La fuente o abrevadero con agua de manantial
Un pequeño refugio: La Acebeda
Para quien busque un pueblo con buenas vistas de la sierra, en donde realmente todos se conocen, es es La Acebeda. Tiene menos de 60 habitantes y es paso de la Cañada Real Segoviana.
Tiene solo 22 kilómetros cuadrados de superficie y está a 1.272 metros de altitud. Y un paisaje típico de casitas bajas de piedra y madera, rodeadas por un bosque de pinos, robles y fresnos. Y acebos, claro (de ahí su nombre).
De entre todas las casas, resalta una, la primera, sobre la que siguió creciendo el pueblo. Se la conoce como 'Casa de la peña'.
Qué ver en La Acebeda
- Los bosques de pinos, acebos y fresnos. Buenas rutas para amantes del senderismo.
- La fragua restaurada, con un yunque de herrero en su interior.
- La 'Casa de la peña', una vivienda construida sobre una roca. Fue la primera casa del pueblo.
- Iglesia de San Sebastián, del siglo XVII, con un buen número de pinturas del año 1.500.
- Santuario de la Fuente del Saz, construido en 1975.
- Un molino del siglo XVII, restaurado y convertido en restaurante. Se encuentra en la zona recreativa de 'Las Dehesas'.
Además de rutas fantásticas para andar en plena naturaleza, este pequeño pueblo también nos ofrece la posibilidad de ver de cerca una fragua restaurada, con horno, fuelle y yunque de herrero incluido. Una auténtica joya que el pueblo se afana en conservar.
También tiene una preciosa iglesia barroca del siglo XVII, la Iglesia de San Sebastián, y el santuario de la Fuente del Saz a las afueras.
Y lo mejor de todo, lo bien preparado que está para recibir turistas de la urbe: La Acebeda cuenta con una zona recreativa, 'Las Dehesas', con merendero, zona infantil y camping.
En un marco incomparable: Robledillo de la Jara
Dentro del privilegiado Valle de Lozoya, Robledillo de la Jara es quizás uno de los pueblos menos conocidos de la zona. Sus habitantes no llegan al centenar, y son auténticos privilegiados a poder disfruta de algunas de las mejores vistas de la sierra norte de Madrid.
Su nombre se debe a la cantidad de robles y jaras de la zona, y está muy próximo al macizo de Ayllón. Y aunque su entorno natural es su principal atractivo, también ofrece otros puntos de interés a visitar, como la Presa del Villar, un molino en ruinas que solo puede verse cuando las aguas del embalse de Atazar están bajas, y el arco de herrería de una antigua iglesia que desapareció por un hundimiento.
Qué ver en Robledillo de la Jara
- Bosques de jaras y robles.
- Presa del Villar: Construida entre 1869 y 1882, en su momento, fue la presa más alta de España, y la primera presa de arco de gravedad construida en Europa. Cuando las aguas del embalse bajan, se puede ver el arco del Puente del Villar, que antaño fue el paso de la Cañada Real de Merinas.
- Iglesia de San Pedro Apostol, del siglo XIX y cierto estilo neomudéjar.
- Museo de Formas de vida del pasado, sobre la fabricación de tejas, jabones y sobre la apicultura de la zona.
- Ruinas del Molino de Riato: Solo pueden verse si las aguas del Atazar están bajas.
- Ermita del Villar: Quedan las ruinas de la que fue iglesia del pueblo, en el siglo XVI.
Por tener, este pequeño pueblo tiene hasta un museo de tradiciones e historia del pueblo.
Santorcaz: ¡Ah, del castillo!
Pocos conocen este pequeño municipio que linda ya con Guadalajara. A menos de 50 kilómetros de Madrid, y con menos de 1.000 habitantes, su gran atractivo se centra en la historia que se respira en un pueblo íbero que atesora restos arqueológicos de los carpetanos y un castillo medieval (en donde dicen que estuvo preso el Cardenal Cisneros).
Qué ver en Santorcaz
- El castillo de Torremocha: Fue residencia de verano de los arzobispos de Toledo y cárcel de personajes tan populares como el Cardenal Cisneros o la princesa de Éboli. Forma parte del fortificado de la villa, y está integrado en una muralla defensiva con siete torres. Data del siglo XIV.
- Iglesia de San Torcuato: Al igual que los restos del castillo, es medieval y se integra en el conjunto fortificado de Santorcaz, aunque es más antigua que el castillo, ya que fue construida en el siglo XIII.
- Torrecilla o Atalaya árabe: Se halla situada en el cerro conocido por Cuesta de la Torre y conserva la altura de tres metros en su punto más alto. Es del siglo IX. Está protegida y es parte del Patrimonio Histórico español.
- Oppidium Carpetano: Yacimiento en fase de excavación, con restos de la civilización carpetana. También se le conoce como 'Llano de la Horca'. Solo se puede visitar durante las Jornadas de Puertas abiertas.
- Ermita de la Soledad: Construida en 1671, posiblemente sobre otra anterior, un antiguo humilladero, que ya existía en el año 1575, ya que la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad es del siglo XVI.
Un pueblo de visita obligada si lo que buscamos es una ruta de castillos singulares de Madrid.