Así es el cementerio de animales de Arganda del Rey
Tiene 4.000 sepulturas de perros y gatos, con lápidas, estatuas funerarias, flores, epitafios
C.M.T.
En Arganda del Rey se levanta el único cementerio de mascotas que existe en la Comunidad de Madrid. ‘El Último Parque’ abrió sus puertas en el año 1983 y hoy en día acoge las sepulturas de más de 4.000 animales.
Perros y gatos descansan allí un sueño eterno entre pinos y veredas, en un camposanto muy similar a los reservados a humanos. Los animales reposan en tumbas con lápidas de mármol o granito, estatuas, jarrones, flores, ... algunas son auténticos monumentos funerarios. Todo para nuestros mejores amigos.
"Niebla, siempre estarás con nosotros", "Cassis, ni la noche ni el sueño pudieron separarnos", "Pluto, siempre estarás en nuestros corazones. Te queremos". Las inscripciones en las lápidas recuerdan a las que dejan los deudos de los difuntos en otros cementerios.
Pequeñas estatuas en las tumbas recuerdan cómo era el animal en vida. Hay ricos sepulcros forrados de mármol y otros más modestos de ladrillo y cubiertos de grava. Y columbario.
Mascotas ilustres
En este camposanto descansan las mascotas de personajes célebres, como Pablo Carbonell, Analía Gadé, Ernesto Halfter o Francisco Fernández Ordóñez. Y animales que han alcanzado la gloria por sí mismos al salvar la vida de sus dueños. Como el perro Gar-Goris que murió por las heridas recibidas al salvar a su dueño de un atraco. O Jara, que alertó a sus dueños de un incendio que se originó por la noche y evitó una tragedia.
También se guarda la memoria de algunos que murieron de pena tras el fallecimiento de 'su humano', como Perla, una dálmata que apenas sobrevivió tres días al hombre con el que había convivido 14 años.
Y de otros con méritos diferentes, pero también indiscutibles, como Kay, mastín que en vida engendró a 206 cachorros.
Todo el cementerio es un testimonio de lo importante que los animales llegan a ser para los humanos. Y de que no se olvidan de ellos. En este camposanto se rinde al compañero de cuatro patas un homenaje similar al que se daría a una persona.
Hay quien viene, incluso, desde Estados Unidos, cada año, para visitar la tumba de su perro y se da el caso de dos españoles emigrados a Venezuela que embalsamaron el cuerpo de su perro, Cisco, y lo enviaron a España para ser enterrado aquí. Le visitan siempre que viajan a nuestro país.
Un cementerio muy peculiar, como no hay otro en la Comunidad de Madrid.