Las 10.500 viviendas que contiene el plan para el entorno de la estación de Chamartín comenzarán a construirse en "el mejor de los escenarios" a finales de 2019 o principios de 2020, y serán mayoritariamente viviendas de gran calidad que convivirán con unos 2.000 pisos de protección pública.
El presidente de Distrito Castellana Norte (DCN), Antonio Béjar, ha trasladado a los medios de comunicación su satisfacción por el "consenso social" despertado en torno a este plan urbanístico que se aprobará de forma definitiva -según las previsiones- a finales de este año o inicios de 2019.
Un proyecto que remodelará el norte de Madrid para convertirlo en una gran zona de oficinas con la torre más alta de España -de hasta 70 plantas- además de 10.500 viviendas, parques y zonas verdes, que tendrá como núcleo una remodelada estación de Chamartín.
OBRAS, 25 AÑOS DESPUÉS
Veinticinco años después de que se idease la reforma de la zona, los promotores esperan que arranque cuanto antes la última versión del proyecto, impulsado por el Gobierno de Manuela Carmena, y que según los promotores ha alcanzado unos niveles de aceptación entre la sociedad y los partidos que prácticamente imposibilitan que un cambio de gobierno municipal le eche el freno. No obstante, aunque la tramitación administrativa fuese lo más ágil posible, los promotores consideran que aún faltan unos años para ver terminados los primeros edificios -"algunos años más" desde que comience la construcción, en 2021 o 2022, y no explicitan en qué parte del desarrollo, de los 2.357.443 metros cuadrados con que cuenta, se podrán ver las primeras grúas. La intención, además, es que no se quede ningún ámbito postergado. Habrá 365 edificios de nueva construcción, de los cuales tres serán rascacielos y uno -con un máximo de 70 plantas- se convertirá previsiblemente en el más alto de toda España.
Por el momento, DCN no está ocupado en el diseño de las torres y asegura que aunque los inversores y los empresarios "se acercan" porque este proyecto "siempre ha despertado mucho interés", quedan aún unos cuantos años para
que "pueda ser atractivo para el mercado de inversores".
Pese al enfado inicial de los promotores con el Gobierno de Manuela Carmena por la paralización del plan aprobado por su antecesora, Ana Botella, Antonio Béjar dice ahora que entiende la posición del Ayuntamiento y también la lentitud por su exigencia de que todo esté plasmado de forma pormenorizada dada "la relevancia del proyecto"."La seguridad jurídica es muy importante, eso enlentece y hace que los plazos se demoren, aunque el resultado es bueno", asegura el presidente de DCN.
A su juicio, el proyecto final que puede verse en la gran maqueta expuesta en el Palacio de Cibeles es acorde con "el modelo de ciudad" basado en "el barrio" en el que a los madrileños les gusta vivir: espacios con cierta densidad de población, con comercios y oficinas en los que se puede hacer vida de barrio. "Se ha visto que el modelo de los PAU no es de futuro", indica el presidente de DCN, que defiende Madrid Nuevo Norte como un proyecto "transversal" con un apoyo social "masivo".
LA MAQUETA
Una vez presentada la maqueta la pasada semana, añade Béjar. se agotan los argumentos en contra del plan, ya que en su opinión "se ha visto claro" que no hay ningún pelotazo urbanístico. Pese a la reducción de la edificabilidad y la reducción a 10.500 de las 17.000 viviendas previstas inicialmente, DCN asegura que la rentabilidad se mantiene con el aumento de las oficinas, que tienen un mayor valor.
"Todo el mundo sabe que la zona no se puede quedar como está", indica Antonio Béjar, que no augura "turbulencias" en su impulso y señala como prueba que el nuevo ministro de Fomento, el socialista José Luis Ábalos, ha dado por bueno un proyecto heredado de su antecesor popular. Los promotores calculan que la cifra de inversión se quedará en niveles similares al plan de 2015, es decir, 6.000 millones de euros, al igual que la generación de empleo, estimada en 120.000 empleos durante la construcción del proyecto y 94.000 tras su finalización.
