La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, ha impuesto al capitán de fragata Javier Montojo Salazar, fallecido en la Antártida, la Cruz al Mérito Naval con distintivo amarillo, concedida a aquellos que pierden la vida en acto de servicio. Cospedal ha presidido en la base naval de Rota (Cádiz) las honras fúnebres militares con las que ha sido despedido el capitán, que murió el pasado viernes en la Antártida al caer al mar desde el buque de investigación oceanográfica "Hespérides".
Además de la ministra y del secretario de Estado de Defensa, Agustín Conde Bajén, el almirante jefe de Estado Mayor de la Armada, Teodoro E. López, y el almirante de la Flota Juan Rodríguez Garat, han asistido al funeral la consejera de Interior y Justicia del Gobierno andaluz, Rosa Aguilar y el rector de la Universidad de Cádiz, Eduardo González Mazo, entre otras autoridades y representantes de la sociedad civil.
Compañeros y amigos han acompañado también a la familia de Javier Montojo Salazar en el funeral.
Javier Montojo Salazar, natural de Ferrol (A Coruña) y de 53 años, desapareció el pasado 2 de marzo al caer desde el buque de investigación oceanográfica "Hespérides" en las proximidades de la base española "Juan Carlos I" en la isla Livingston, en la Antártida.
Su cuerpo fue localizado tras seis horas de búsqueda y ayer llegó a la base naval de Rota en un avión que el Ejército de Tierra envió a Ushuaia (Argentina) para repatriar el cadáver.
Ayer se le practicó la autopsia en el Instituto Anatómico Forense de Cádiz, dentro de las diligencias abiertas para investigar una muerte cuyas causas aún se desconocen, aunque todo parece indicar que estaba solo en cubierta en el momento del fatal accidente.
El militar, que estaba casado y era padre de una hija de 15 años, no formaba parte de la tripulación del "Hespérides", pero se encontraba en el buque para participar en un proyecto científico sobre el funcionamiento del satélite Galileo en la Antártida.
El "Hespérides" había partido del puerto de Cartagena (Murcia) el pasado 24 de noviembre y llegó a la Antártida en enero.
El militar residió varios años en la localidad gaditana de San Fernando, ya que estuvo al frente de la sección de Astronomía del Real Observatorio de la Armada, que se encuentra en este municipio.
Durante el funeral, dos de sus sobrinos han tomado la palabra para loar la "pasión" que el capitán de fragata tenía por su trabajo y por la vida y agradecerle el ejemplo vital que les deja.