La infanta Cristina ha vuelto a coincidir este martes con el Rey Felipe VI, con motivo de la misa conmemorativa de los 25 años del fallecimiento de su abuelo, Don Juan de Borbón, que se ha celebrado en la basílica del monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
La hermana del Rey ha entrado en el templo 20 minutos antes del inicio de la ceremonia acompañada por su prima Alexia de Grecia. Poco después ha entrado su hermana mayor, la infanta Elena y más tarde los Reyes Juan Carlos y Sofía, él ayudándose de un bastón para caminar. A las 12.00 han llegado Don Felipe y Doña Letizia, a los acordes del himno nacional.
La infanta Cristina --cuyo esposo, Iñaki Urdangarin, está a la espera de que el Tribunal Supremo dicte sentencia firme sobre el caso Nóos-- no ha participado en algunos eventos familiares recientes, como el 80 cumpleaños del Rey Juan Carlos, pero sí en otros como el funeral, hace un año, de Alicia de Borbón. Esa fue la primera vez que la infanta Cristina pisaba el Palacio Real desde 2013, precisamente con motivo de la misa del centenario de Don Juan.
Al llegar a la basílica, Don Felipe y su esposa se han dirigido directamente a sus asientos, situados en un lateral del altar, mientras Don Juan Carlos y Doña Sofía han permanecido en unos asientos algo adelantados respecto a las bancadas. Detrás de ellos, en la primera fila, han tomado asiento la infanta Elena, a su lado Cristina, y al lado de ésta Irene de Grecia, seguida de la infanta Margarita y su esposo, Carlos Zurita.
Tampoco ha habido saludo de los dos hermanos en público al final de la ceremonia, aunque después todos los asistentes con vínculos familiares se ha reunido en una sala lateral de la basílica, lejos de las miradas de la prensa. Allí han permanecido algo más de una hora y pasadas las dos de la tarde los Reyes han abandonado la Basílica en coche. Poco después lo han hecho Juan Carlos y Sofía y cerca de las dos y media han salido del templo juntas la infanta Elena, la infanta Cristina y Alexia de Grecia, que se han marchado en el mismo coche.
A la ceremonia estaban convocadas unas 250 personas, relacionadas con Don Juan por vínculos familiares, personales o institucionales.
LOS "SACRIFICIOS" DE DON JUAN
En su homilía, el arzobispo castrense, Monseñor Juan del Río, ha reivindicado al Conde de Barcelona a quien, ha dicho, "España le debe gratitud, reconocimiento, y el deber de dar a conocer su obra a las nuevas generaciones". "Sin su excepcional figura, su generosidad y su sacrificio nuestro pueblo difícilmente hubiera gozado hoy de la reconciliación social de la democracia y del desarrollo", ha afirmado.
El arzobispo ha recordado cómo Don Juan renunció a sus derechos sucesorios en 1977. "Sin llegar a reinar, consiguió abrir para el país nuevos tiempos de paz, de progreso y de modernidad", ha proseguido. Además, ha rendido homenaje a los "sacrificios" que tuvo que hacer, desde el ver "truncada su vocación de marino para entregarse a defender la legitimidad histórica que le encomendó su padre", hasta el asumir "los sinsabores de un largo exilio", el "dolor" de la guerra civil y las "incomprensiones de sectarios cercanos y lejanos".
Monseñor del Río ha terminado sus palabras encomendándose a la Virgen de la Inmaculada: "Que nos libre de todos los peligros y podamos convivir en unidad, concordia, justicia y paz".
Después, ha habido alusiones a España en la parte de la ceremonia destinada a la "oración de los fieles", con una primera petición dedicada a la "patria España", para pedir que con "sabiduría" de las autoridades y "honestidad" de los ciudadanos, "se consoliden la concordia y la justicia y se realicen la paz y una prosperidad constante".
También se ha rezado por el Rey, para "un feliz ejercicio de su mandato" y para que, procurando "siempre" agradar a Dios, "promueva y conserve la prosperidad en la libertad del pueblo que se le ha confiado, y por los gobernantes, para que en todas partes se mantenga la prosperidad, la paz y la libertad religiosa.