El de mañana será su último consejo de gobierno. Hoy ultima el discurso con el que dirá adiós a cuatro años al frente de la Junta de Andalucía. Griñán oficializa así su salida del gobierno, influída por el fraude de los ERE, que él mismo reconoce.
Ha afirmado que uno de sus motivos para renunciar es porque no quiere que "ningún escándalo salpique" a Andalucía ni a la Administración regional, tras advertir de que se ha "escudriñado hasta el último dato" su vida y que en los últimos meses se han podido leer "cosas terribles" que asegura que no coinciden con quien es.
Una trama corrupta en la que están imputadas más de un centenar de personas, entre ellas, exaltos cargos del ejecutivo andaluz, por el desvío de ayudas para prejubilaciones.
Griñán se va, sí, pero no deja la política. Será nombrado senador por su partido, probablemente esta misma semana. Y mantendrá así su condición de aforado.
Si finalmente la juez Alaya, que instruye esta macrocausa desde hace tres años, le imputa, el Supremo revisará su caso. Su vinculación con el fraude se remonta a su etapa como consejero de economía en el gobienro Chaves. Según la juez, ignoró los avisos de la intervención general de trabajo sobre esas irregularidades.
Será senador y conservará los cargos de presidente del Psoe y secretario general de los socialistas andaluces. Susana Díaz, su delfín, le sustituirá al frente de la Junta. El 7 de septiembre tomará posesión de su cargo.