Los cadáveres de dos niños aparecieron anoche en el piso de Tarragona donde fue hallado inicialmente el cuerpo de una mujer de unos 26 años en avanzado estado de descomposición y con signos de violencia, según han confirmado los Mossos d'Esquadra. Aunque los cadáveres todavía no han sido identificados, todo apunta a que se trata de los hijos de la mujer, de origen magrebí, cuyo marido se encuentra en paradero desconocido.
Fueron los vecinos los que ayer tarde alertaron a los Bomberos y a los Mossos del fuerte olor que salía del inmueble, situado en el primero tercera del número 9 de la calle Reial de Tarragona, en el barrio marítimo de la ciudad.
AVISO DE LOS VECINOS
Sobre las 19.15 horas de ayer, dos vecinos notaron un fuerte olor a gas en esa escalera, situada junto a la sede de la Asociación de Vecinos del Barrio del Puerto, y por ello un vecino se acercó hasta la puerta del piso primero tercera, donde un cartón tapaba la mirilla.
Agujereado el cartón desde fuera, se comprobó que el mal olor procedía del interior de la vivienda, por lo que el presidente de la Asociación de Vecinos del Puerto, José Ruiz, avisó a la Guardia Urbana, aunque quien se presentó fue una patrulla de los Mossos, que no pudo acceder al piso porque nadie respondía al timbre.
CUERPO DE LA MUJER CUBIERTO CON CAL EN LA BAÑERA
Alertados los Bomberos, pudieron entrar en el piso por una ventana, mediante una escalera mecánica, y encontraron el cuerpo de la mujer en la bañera y cubierta de yeso o cal. Asimismo, se encontraron los cuerpos de los dos niños, de unos 3 y 5 años, si bien fuentes de los Mossos no han querido confirmar ni desmentir que estuvieran ocultos tras una pared o sepultados de alguna manera dentro del piso.
Según estas fuentes, tanto la mujer como los niños llevaban varios días muertos, y de ahí el fuerte olor y el proceso de descomposición que se había iniciado ya en sus cuerpos. Al respecto, José Ruiz ha indicado que no veía a la madre desde el lunes pasado y al marido y presunto homicida, desde un día después.
Pasadas las 21 horas, se presentaron en el inmueble agentes de la Policía Científica de los Mossos para ir aportando datos a la investigación, que se encuentra bajo secreto de sumario.
Los Mossos siguen buscando al principal sospechoso, que está en paradero desconocido y que podría haber huido a Tánger, de donde parece ser que era originaria esta familia. Estas mismas fuentes no han querido aclarar si el principal sospechoso tenía una orden de alejamiento de su mujer, mientras que un vecino ha asegurado que fue detenido y pasó dos días en comisaría hace un tiempo por un episodio de malos tratos a su pareja.
En este sentido, el presidente de la Asociación de Vecinos del Puerto ha apuntado que el hombre era muy problemático y había tenido diversas disputas con los vecinos de su bloque y de los adyacentes. Por otra parte, el ayuntamiento de Tarragona ha convocado un minuto de silencio frente a la sede consitorial, en la Plaça de la Font, a las doce del mediodía, para mostrar su rechazo a este suceso, informan fuentes municipales.
EL MARIDO YA HABÍA SIDO DETENIDO ANTES POR MALOS
La mujer de 26 años hallada muerta junto a sus dos hijos en un piso de la calle Reial de Tarragona llevaba meses separada de su pareja, con la que ya no convivía después de un episodio de malos tratos, y que se ha convertido en el principal sospechoso del crimen.
Según han explicado fuentes cercanas al caso, entre la pareja han habido varios casos de violencia y de hecho al marido se le había detenido en varias ocasiones.
Los Mossos d'Esquadra están buscándole ya que el hombre está huido y se sospecha que podría haberse marchado hacia Marruecos, de donde es originario. Según los conocidos del hombre, "lo más probable es que se haya marchado a Tánger, porque es de allí". "No sé que va a decir cuando le pregunten por su mujer y sus hijos", ha añadido uno de sus vecinos.
Algunos vecinos han asegurado que, tras la ruptura familiar, el hombre --bastante conocido en el barrio por su cojera y por una grave quemadura en el brazo-- ha padecido trastornos psicológicos e incluso ha sido ingresado en dos ocasiones en el hospital psiquiátrico Pere Mata de Reus. "Estaba muy mal, a veces estábamos en grupo, y se ponía a hablar solo, a gritos", ha comentado un joven que reparaba habitualmente la furgoneta gris que el huido utilizaba para trabajar en el mercadillo de la Catedral.