El dirigente etarra Francisco García Gaztelu, "Txapote", protagonizará hoy un nuevo juicio en la Audiencia Nacional, en esta ocasión, por ordenar asesinar con un coche-bomba al exdiputado general de Álava Ramón Rabanera, atentado que resultó fallido y por el que se enfrenta a 29 años de cárcel.
"Txapote", que acumula ya numerosas condenas que suman más de 300 años de cárcel, compartirá el banquillo de los acusados con la presunta colaboradora Cristina Goiricelaya, para quien el fiscal solicita 15 años de prisión en relación con esta acción terrorista.
En su escrito de conclusiones provisionales, el fiscal relata como "Txapote", "en su calidad de responsable militar máximo" de ETA, encargó en 2000 a Diego Ugarte, Asier Carrera y Luis Mariñelarena -ya condenados por estos hechos- "estudiar las costumbres" sobre Rabanera "con la finalidad de acabar con su vida".
Para perpetrar el atentado, los etarras cargaron el maletero del coche de explosivos, que accionarían con un mando a distancia para detonarlo al paso del coche oficial del exdiputado general.
"No obstante, no pudieron terminar su propósito criminal, porque el día en que se proponían realizarlo, en fecha no determinada", aunque comprendida entre abril y mayo de 2000, "se averió el circuito electrónico del coche-bomba".
Ante esta incidencia, optaron por llevarse el explosivo al domicilio de Vitoria que les servía de base de operaciones y dejaron el coche abandonado en las inmediaciones del piso franco,
donde fue localizado por la Policía el 10 de noviembre de 2000.
Tras el fracaso de esta acción, los miembros del comando huyeron a Francia y dejaron abandonado el piso, en cuyo registro fue encontrado material explosivo y para la confección de artefactos, tres armas, un subfusil y munición e información sobre objetivos de la banda.
Al llegar a Francia, Carrera y Mariñelarena se citaron con "Txapote", que les ofrece volver a Vizcaya con un nuevo compañero -Igor Martínez de Osaba- y cobijarse en el caserío de Etxebarri en la localidad de Fruniz, propiedad de Goiricelaya, y a dónde llegaron a finales de octubre de 2000 y donde permanecieron 15 días.
Días después, el 9 de noviembre, la Policía desarticuló el comando y registró el caserío, donde encontraron 50 kilos de Titadyne y material para fabricar artefactos explosivos, un subfusil, un revolver, tres granadas de fusil, placas de matrícula y datos sobre objetivos de ETA, así como numerosas huellas dactilares.