De los aplausos para rendir homenaje a los sanitarios a las caceroladas para pedir que la supuesta fortuna del rey emérito Juan Carlos I, que investiga la Fiscalía suiza, se done a la sanidad para hacer frente a la crisis del coronavirus.
España ha seguido de forma desigual la cacerolada convocada al mediodía de este miércoles, que ha servido de "ensayo", como pregonan muchos convocantes, a la cacerolada también prevista para la noche durante el discurso, a partir de las 21.00 horas, que el rey Felipe VI dirigirá a los ciudadanos.
Esta reivindicación, organizada de nuevo en los balcones, se ha convocado a través de mensajería instantánea y redes sociales. Su seguimiento al mediodía ha sido desigual en las distintas ciudades e, incluso, en los barrios, pero el ruido provocado ha hecho que muchos vecinos salieran a los balcones o se asomaran a las ventanas para saber qué estaba pasando.
Tras varios días con muestras de solidaridad vecinales, algunos ciudadanos que han secundado la protesta se preguntaban si todos los que golpeaban sus ollas, sartenes o incluso regaderas conocían el motivo concreto de la convocatoria.
A la protesta se han unido también algunos niños, que cuando los vecinos han dado por terminada la cacerolada se resistían a parar el ruido como les pedían sus padres.
El pasado domingo, el primer día con el estado de alarma en vigor, el rey Felipe VI anunció que renunciaba a la herencia que personalmente le pudiera corresponder de su padre, don Juan Carlos y le retiro la asignación que tenía fijada en los presupuestos de la Casa de Su Majestad el Rey. El Palacio de la Zarzuela informó de estas decisiones después de que diversas informaciones publicadas el pasado fin de semana en las que se asegura que Felipe VI es beneficiario de una sociedad "offshore" creada por el rey Juan Carlos vinculada a una donación de 65 millones de euros de Arabia Saudí.