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Mas logra una "mayoría amplia" para gobernar solo y elegir apoyos
- En Barcelona, los convergentes han doblado a los socialistas en número de votos
El cabeza de lista de CiU en las elecciones al Parlament, Artur Mas, ha cosechado la "mayoría amplia" que pretendía para poder formar en Cataluña un Govern monocolor y poder elegir los apoyos parlamentarios a cada momento para ir desplegando sus políticas. Al quedar a tan solo seis escaños de la mayoría absoluta, CiU tiene al alcance de su mano la constitución de un gobierno monocolor presidido por Artur Mas, que deberá buscar apoyos externos para su investidura y su posterior acción de gobierno.
Los estrategas de CiU se habían marcado el objetivo mínimo de superar en número de escaños a la suma de PSC, ERC e ICV-EUiA pero además reconocían en privado que si se superaba el listón de los 60 escaños, Mas se garantizaría la formación de un Govern "fuerte" y en solitario, sin "muletas" ni "hipotecas": 62 diputados, objetivo cumplido.
Aunque en su fuero interno muchos convergentes soñaban con la mayoría absoluta, habida cuenta de las encuestas favorables, muy pocos se atrevían a manifestarlo en público, y todavía menos el candidato a 'president', que se ha desgañitado en campaña disuadiendo a los suyos de caer en una euforia excesiva.
El escaso margen que necesita para llegar a los 68 diputados de la mayoría absoluta hace prever que no necesitará atarse a ningún partido en concreto, sino que podrá elegir en cada momento entre diversas opciones.
Ya lo avanzó Mas durante la campaña electoral: según qué medidas económicas -rebajas fiscales, por ejemplo- buscará pactarlas con el PP, grandes proyectos de país -el Cuarto Cinturón entre ellos- los intentará acordar con el PSC, mientras que a ERC la tanteará para hacer frente común en defensa del autogobierno y temas identitarios.
Artur Mas se erige, al tercer intento, como futuro presidente de la Generalitat, y lo hace mejorando el resultado de 1999 cosechado por Jordi Pujol (56), su valedor político al designarle su sucesor en el liderazgo de CiU.
Tanto el PSC, con 28 escaños, como el PP, con 18, así como ERC, con 10 diputados, e incluso ICV-EUiA, también con 10, podrían proporcionarle votos suficientes para conformar mayorías de geometría variable a lo largo de la legislatura.
De entrada, Mas deberá buscar algún acuerdo para poder ser investido como presidente de la Generalitat, aunque de todos los discursos de sus oponentes se desprende que no va a tener excesivas dificultades, ya sea en primera votación por mayoría absoluta en el Parlament o, en el peor de los casos, en una segunda votación por mayoría simple.
El resultado obtenido hoy por CiU es el cuarto más exitoso de su historia, sólo superado por las mayorías absolutas conseguidas en 1984 (72 escaños), 1988 (69) y 1992 (70). Sus 62 diputados representan un aumento de 14 escaños con respecto a las anteriores elecciones de 2006.
A modo de anécdota, tanto Mas como el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, han clavado, en la 'porra' organizada por los periodistas que seguían su campaña, el resultado obtenido por su formación: ambos predijeron días antes de los comicios que lograrían 62 escaños.
Mas y Duran coincidieron también en darle 31 escaños al PSC y 11 a ERC; el líder convergente estimó además que el PP acabaría con 15 actas de diputado, ICV-EUiA con 10, Ciutadans con 4 y el partido de Joan Laporta con 2, mientras que Duran vaticinó 12 diputados al PP, 11 a ICV-EUiA, 5 a Ciutadans y 3 a Laporta.
UN PSC BARRIDO
Especialmente lacerante para el PSC y esperanzador para CiU es el resultado registrado en la ciudad de Barcelona: los convergentes han doblado a los socialistas, a los que ha superado en 129.171 votos, a sólo seis meses de las elecciones municipales y con las encuestas a favor de la victoria del 'alcaldable' nacionalista Xavier Trias.
El PSC, el gran derrotado en estas elecciones, ha retrocedido incluso en el conocido como 'cinturón rojo' --Barcelonés, Valls Occidental y Baix Llobregat--, tradicional feudo de la izquierda. CiU ha sido la más votada en las tres comarcas, donde el PP y C's también han ganado votos.
José Montilla, el actual "president" en funciones, ya ha anunciado que no optará a la secretaría general del partido, abriendo el debate sucesorio en el socialismo catalán. Y es que el PSC se ha desplomado en las urnas rompiendo a la baja la barrera psicológica de los 33 diputados que obtuvo en 1980, el primero del ciclo de 23 años de gobiernos de Jordi Pujol, al alcanzar en estas elecciones 28 diputados, nueve menos que en 2006. Ha sido la noche más triste en la sede del PSC de la calle Nicaragua.
LA SUBIDA DEL PP Y EL DESPLOME DE ERC MARCA DEL CAMBIO DE ESCENARIO
El cambio de escenario político también es especialmente relevante, por razones bien diferentes, para el PP de Cataluña de Alicia Sánchez Camacho y la ERC de Joan Puigcercós. El resultado del PP con 18 diputados es doblemente significativo en tanto que recupera la tercera posición en el Parlament, aventajando claramente a una ERC que pasa de 21 a 10 diputados y supone la mejor cosecha electoral de su historia en Cataluña, aventajando los 17 escaños de Aleix Vidal-Quadras en 1995.
En cambio, y tras alcanzar el cielo con 23 escaños en 2003 con Josep Lluís Carod-Rovira, ERC se ha desplomado hasta los 10 diputados, empatando con ICV-EUiA y perdiendo así la llave de la gobernabilidad que había custodiado durante los últimos siete años.
El PP también ha abierto brecha respecto a ICV-EUiA, formación que, al igual que ERC y PP, estrenaba líder con Joan Herrera y que retrocede dos escaños (de 12 a 10), después de asumir en la última legislatura consellerias clave como Interior y Medio Ambiente.
La sorpresa de 2006, Ciutadans, ha logrado mantenerse en el Parlament, aunque sin el anhelado grupo propio que pretendía su líder, Albert Rivera, quien deberá compartir grupo mixto con otro líder de marcado perfil mediático y en las antípodas ideológicas, el dirigente de Solidaritat per la Independencia, Joan Laporta. El ex presidente del Barça era la única cara sonriente de un independentismo cuya fragmentación se ha manifestado de manera descarnada, con tres partidos en liza y una hemorragia de más de 56.000 votos respecto a los resultados de ERC en solitario en 2006.
Probablemente Laporta coincidirá este lunes, junto con otros dirigentes políticos, incluido Artur Mas, en los palcos del Camp Nou con motivo del clásico Barça-Madrid. Quizás serán estos los últimos noventa minutos de relax que podrán permitirse antes de regresar a la realidad -más o menos cruda- que les espera para los próximos cuatro años. Eso sí, lo único cierto es que la crisis económica seguirá presente cuando el nuevo año traiga un nuevo gobierno para Cataluña.