Un equipo científico internacional con investigadores del CSIC ha examinado la presencia y el impacto de la gripe aviar de alta patogenicidad entre la fauna antártica.
Los científicos han identificado que el virus se ha extendido al área antártica del norte del Mar de Weddell y estiman que podría suponer una amenaza para la conservación de la fauna salvaje.
El equipo del CSIC liderado por el virólogo Antonio Alcamí, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC-UAM) instaló un laboratorio de diagnóstico molecular en la base antártica española Gabriel de Castilla.
Aquí confirmaron el pasado 24 de febrero la presencia del virus de la gripe aviar de alta patogenicidad (HPAI) H5N1 en restos de skuas muertas, un tipo de ave emparentada con las gaviotas, halladas en la base antártica argentina Primavera.