Un estudio de suelo del Collado Sur del Everest, paso previo al asalto final a la cima, ha revelado que los alpinistas están dejando un legado congelado de microbios resistentes en sus campamentos.
Se trata de microbios que pueden soportar condiciones adversas en altitudes de 8.000 metros sobre el nivel de mar y permanecer inactivos en el suelo durante décadas o siglos.
Es una investigación realizada por la Universidad de Colorado en Boulder, que no sólo destaca un impacto invisible del turismo en la montaña más alta del mundo, sino que también podría conducir a una mejor comprensión de los límites ambientales de la vida en la Tierra, así como dónde puede existir vida en otros planetas o lunas frías.
"Hay una firma humana congelada en el microbioma del Everest, incluso a esa altura, afirmó Steve Schmidt, autor principal del artículo y profesor de ecología y biología evolutiva y director del equipo de investigación.
Hasta ahora no se ha podido identificar de manera concluyente los microbios asociados con humanos en muestras recolectadas a más de 8.000. Este estudio marca la primera vez que la tecnología de secuenciación de genes de próxima generación se utiliza para analizar el suelo de una elevación tan alta en el Monte Everest, lo que permite a los investigadores obtener una nueva visión de casi todo lo que hay en ellos.
Los investigadores no se sorprendieron al encontrar microorganismos dejados por humanos. Los microbios están en todas partes, incluso en el aire, y pueden volar fácilmente y aterrizar a cierta distancia de los campamentos o senderos cercanos. "Si alguien incluso se sonó la nariz o tosió, ese es el tipo de cosas que podrían aparecer", dijo Schmidt.
Sin embargo, lo que les impresionó fue que ciertos microbios que han evolucionado para prosperar en ambientes cálidos y húmedos, como nuestras narices y bocas, eran lo suficientemente resistentes como para sobrevivir en un estado latente en condiciones tan duras.
Este equipo de investigadores de CU Boulder estudian la criobiosfera: las regiones frías de la Tierra y los límites de la vida en ellos. Han tomado muestras de suelos en todas partes, desde la Antártida y los Andes hasta el Himalaya y el alto Ártico. Por lo general, los microbios asociados con humanos no aparecen en estos lugares en la medida en que aparecieron en las muestras recientes del Everest.
Analizaron suelo traído del campamento del Collado Sur del Everest en varios laboratorios en CU Boulder. Usando tecnología de secuenciación de genes de próxima generación y técnicas de cultivo más tradicionales, pudieron identificar el ADN de casi cualquier microbio vivo o muerto en los suelos. Luego llevaron a cabo extensos análisis bioinformáticos de las secuencias de ADN para determinar la diversidad de organismos, en lugar de su abundancia.
La mayoría de las secuencias de ADN microbiano que encontraron eran similares a organismos resistentes o "extremofílicos" detectados previamente en otros sitios de gran elevación en los Andes y la Antártida. El organismo más abundante que encontraron utilizando métodos antiguos y nuevos fue un hongo del género Naganishia que puede soportar niveles extremos de radiación ultravioleta y frío.
Pero también encontraron ADN microbiano para algunos organismos fuertemente asociados con los humanos, incluido Staphylococcus, una de las bacterias más comunes de la piel y la nariz, y Streptococcus, un género dominante en la boca humana.
A gran altura, los microbios a menudo mueren por la luz ultravioleta, las bajas temperaturas y la poca disponibilidad de agua. Solo sobreviven los bichos más resistentes.
La mayoría, como los microbios que los humanos transportan a grandes alturas, quedan inactivos o mueren, pero existe la posibilidad de que organismos como Naganishia crezcan brevemente cuando el agua y el rayo de luz solar perfecto proporcionan suficiente calor para ayudarlos a prosperar momentáneamente. Pero incluso para los microbios más duros, el Monte Everest es un "Hotel California": "Puedes irte cuando quieras / Pero nunca puedes irte".
Los investigadores no esperan que este impacto microscópico en el Everest afecte significativamente el entorno más amplio. Pero este trabajo tiene implicaciones para el potencial de vida mucho más allá de la Tierra, si algún día los humanos pisan Marte o más allá.
"Podríamos encontrar vida en otros planetas y lunas frías", dijo Schmidt. "Tendremos que tener cuidado para asegurarnos de no contaminarlos con los nuestros".