Este será el primer exoesqueleto de combate del Ejército español
Diseñado por la empresa vasca Gogoa, que hasta ahora los fabricaba para personas con discapacidad, estará disponible en 2023
SERVIMEDIA
El Ejército español tendrá disponible su primer exoesqueleto de combate a comienzos de año, diseñado por la empresa española Gogoa Mobility Robots en un proyecto bautizado como 'Gudex' y en el que se llevaba trabajando desde hace más de un año
En el proyecto, financiado con un presupuesto de 326.000 euros con cargo al programa 'Coincidente' (Cooperación en Investigación Científica y Desarrollo en Tecnologías Estratégicas) de la Dirección General de Armamento y Material, ha colaborado personal de la Brigada Paracaidista, que ha valorado y priorizado las funciones que debería tener un dispositivo de este tipo para facilitar el trabajo y la ejecución de sus misiones.
En concreto, el exoesqueleto constará de una estructura pasiva de cuerpo completo y de una parte activa en el tronco y los brazos. La pasiva tiene la función de llevar el peso del equipo hasta el suelo y la de la activa ayudar al levantamiento de cargas.
El exoesqueleto soportará el peso del equipo completo durante las marchas –hasta 40 kilogramo- y asistirá al soldado en el levantamiento y transporte de cargas –hasta 35-. Así, reducirá tanto la fatiga como el estrés durante la marcha, disminuyendo las lesiones musculo-esqueléticas.
También aumentará la precisión del tiro, estabilizando y soportando el peso del arma, monitorizará el estado físico del soldado y su nivel de fatiga, soportará el peso de defensas y protecciones, reforzará el cuello ante impactos en el casco, evitando el desnucamiento, y permitirá velocidades de marcha de entre 4 y 10 km/h, según el peso del equipo transportado.
Los requisitos fijados por el Ejército establecen que el exoesqueleto deberá estar integrado con un chaleco antifragmentos homologado y disponer de apoyo cervical, integrado con el casco para la absorción de impactos.
Además, tendrá que estar rugerizado para soportar condiciones ambientales adversas (lluvia, barro...), las sujeciones a la persona serán ajustables y resistentes y, a la vez, sencillas de colocar y soltar, y todos los puntos de contacto entre el exoesqueleto y el usuario deberán estar acolchados para evitar molestias durante su empleo continuado.
Estará diseñado para su empleo por personas entre 1,5 y 2 metros de altura, con un peso corporal máximo de 120 kg. Será ergonómico, cómodo y ligero, pero con una estructura robusta, fácil de ponerse y quitarse.
La compañía vasca Gogoa apuesta por un exoesqueleto de cuerpo completo que soporte piernas, zona lumbar y espalda, brazos y cuello, pero con una estructura modular, de forma que pueda reconfigurarse rápidamente con un sistema de acople y desacople rápido. También persigue que sea semiactivo es decir combinar la agilidad de movimientos y el bajo coste de los exoesqueletos pasivos con la potencia que pueden suministrar los exoesqueletos activos para el levantamiento de cargas pesadas.
Además, busca dotar a este equipo de inteligencia mediante sensores no invasivos y algoritmos de control basados en técnicas de inteligencia artificial ('deep learning') que permitan adaptar el nivel de asistencia suministrado por el exoesqueleto a las necesidades de la tareas, mediante la regulación automática tanto de los actuadores activos como pasivos.
Gogoa, hasta ahora, se había dedicado sólo al diseño y fabricación de dispositivos robóticos en el sector civil, sobre todo, en el área médica, para rehabilitación y asistencia a personas que, por distintas patologías, han perdido movilidad en alguna de sus extremidades.