Este viernes nuestro planeta está más lejos del Sol que en ningún oro momento de los 365 días que tarda en orbitarlo. A este punto de alejamiento se le llama afelio. Por contra, el mayor acercamiento recibe el nombre de perihelio y ocurrió el 3 de enero.
Es curioso que cuando más cerca estamos es en el invierno del hemisferio norte, la época más fría, y que cuando más lejos andamos sea el verano del mismo hemisferio, la época más cálida.
En realidad la distancia al Sol (unos 150 millones de kilómetros) no cambia tanto respecto a la Tierra, que se mueve en una elipse. Como explica en X el Real Observatorio Astronómico el efecto de esa mayor o menor distancia es apenas inapreciable, un 3%.
O sea, en números redondos, 147 millones de kilómetros, en la mayor aproximación, frente a los 152 millones en el mayor alejamiento entre ambos cuerpos.
Vale, pero si la distancia no afecta a la mayor o menor temperatura en los hemisferios, ¿qué es lo que hace que en los veranos haga más calor?.
Pues la respuesta es la inclinación de la Tierra respecto al Sol. En verano, el hemisferio norte se inclina más hacia el Sol y recibe más perpendicularmente, más directamente, los rayos del Sol.
Esa manera de incidir en la superficie terrestre hace que suba la temperatura. En el invierno del hemisferio norte ocurre lo contrario. Menor inclinación, menor exposición, menor ángulo de los rayos y menor temperatura.