Lorca se debate entre el desánimo y la esperanza cuando se cumplen hoy dos años de los terremotos que la sepultaron bajo montañas de escombros, una paradoja emocional que está marcando el inicio de un proceso de reconstrucción que será largo y difícil.
El segundo aniversario de la catástrofe se vive en silencio, sin actos públicos de conmemoración ni de recuerdo a las víctimas, aunque en los últimos días han hablado los políticos al mando de la reconstrucción y ayer levantaron la voz los damnificados, con un correlato distinto, casi antagónico, sobre la situación de la ciudad murciana.
Los primeros se han esforzado por difundir un mensaje de esperanza y de recuperación, de diligencia, compromiso y dinero que ya está dando resultados, y los segundos han hecho pública su indignación y sus reproches porque las cosas no marchan como se esperaba.
La Asamblea de Vecinos Damnificados por los Terremotos, la única plataforma de afectados que sigue activa desde 2011, se manifestó anoche por las calles de la ciudad al grito de "¿Qué pasa, qué pasa? ¡Que no tenemos casa!".
EXIGEN SOLUCIONES
Dos mil personas, según los convocantes, y menos de la mitad, según la Policía, cortaron el tráfico del centro de la ciudad tras una pancarta en la que podía leerse "No es burocracia, es ineficacia. Cientos de familias abandonadas" dos años después de la catástrofe.
Tomaron la calle con carteles multicolores y mensajes de denuncia ("Lorca agoniza. Soluciones ya"; "¿Dónde voy a vivir? ¿En las iglesias se puede dormir?", "Reconstrucción ahora", "Menos promesas, más ayudas"), pidieron dimisiones y corearon su indignación por lo que consideran una falta flagrante de respuesta a la tragedia por parte de las administraciones públicas.
El portavoz del colectivo de damnificados, Juan Carlos Segura, asegura que "no se puede hablar de Lorca sin recurrir a la tristeza" y afirma que, "a día de hoy, unas 5.000 personas siguen fuera de sus casas" a consecuencia de los daños de los seísmos, aunque las cifras oficiales apuntan a unas 3.500.
Para Segura, "se avecinan tiempos muy difíciles para Lorca", porque 24 meses después "quedan 1.500 viviendas por reconstruir", siguen convertidos en solares los centros de salud y de enseñanza que fueron derribados en 2011, perduran las obras para rehabilitar edificios públicos y nada se sabe de las 300 viviendas públicas para urgente realojo que estaba previsto levantar.
"Hay 25 millones de euros en ayudas públicas pendientes de pago a los damnificados, 110 familias no saben cómo costearán la demolición de sus edificios, sobre los que pesan expedientes de ruina económica, y el Consorcio de Compensación de Seguros sigue teniendo muchas indemnizaciones aún sin resolver", señala Segura.
Para este afectado, "los políticos no están diciendo la verdad sobre la reconstrucción" y ralentizan el proceso de recuperación escudándose en la crisis económica general, en la burocracia y en la falta de acuerdo entre damnificados para, por ejemplo, decidir reconstruir un edificio colectivo.
El hecho de que los representantes de las tres administraciones públicas hayan presentado esta semana un plan de recuperación con el horizonte puesto en el año 2020 escandaliza a Segura, que afirma que siete años más es un plazo "demasiado largo" para cerrar la herida de Lorca y supone "trasladar las responsabilidades en el tiempo".
CRISIS Y TERREMOTOS
El alcalde, Francisco Jódar, sostiene que la combinación de crisis económica y terremotos ha hecho que la situación de Lorca "sea muy difícil, más que en ningún otro municipio de España", pero también defiende que se están "movilizando todos los recursos", 1.202 millones de euros entre 2011 y 2020, para que la ciudad salga del atolladero.
Después de que se hayan invertido ya casi 670 millones de euros en la cirugía reparadora, su mensaje es de "esperanza" al afirmar que Lorca aprovechará su recuperación "para mejorar en todos los ámbitos y se dará la oportunidad de tener algo mejor que lo que había" en mayo de 2011.
La lucha de los ciudadanos por superar la adversidad está siendo "encomiable, lo más importante", dice el alcalde, que emplaza a los lorquinos a "seguir trabajando por sacar Lorca adelante" y proyectarla en el futuro como una ciudad moderna y dinámica.
La imagen de estos dos mensajes contradictorios, de desaliento y optimismo, pudo verse anoche en Lorca, donde compartieron espacio las protestas de los damnificados con el ocio bullicioso de las terrazas al principio del fin de semana, los conciertos en la calle y la moda importada del "shopping night", con las tiendas abiertas de par en par a medianoche.