El Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCF) ha advertido de que unos 700 medicamentos, sobre un total de 2.000, pueden agravar los efectos de la ola de calor en la salud, al favorecer la deshidratación, afectar a la función renal o reducir la sudoración.
Así lo señala el CGCF en un comunicado en el que detalla que estos fármacos se dispensan en hasta 7.000 presentaciones autorizadas, lo que supone cerca del 50 % de un total de 15.000 que existen en las farmacias comunitarias, y advierten de que ante la ola de calor hay que estar atento a las condiciones de uso y de mantenimiento.
Es una recomendación de los farmacéuticos tras conocerse el último informe de Monitorización de la mortalidad diaria (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III, dependiente del Ministerio de Sanidad, que estima que se han producido 2.176 muertes atribuibles a las altas temperaturas durante el mes de julio.
Algunos favorecen la deshidratación o la pérdida de electrolitos, como es el caso de los fármacos diuréticos. Otros afectan a la funcionalidad del riñón, como los antiinflamatorios, algunos antihipertensivos o algunos antidiabéticos.
También, existen medicamentos que interfieren con los mecanismos de pérdida de calor de nuestro cuerpo. Se trata de los que reducen la sudoración, como los antihistamínicos, los antidepresivos o los fármacos para el párkinson.
Además, están los que disminuyen la dilatación de los vasos sanguíneos de la piel, un mecanismo que favorece la pérdida de calor, como sucede con los descongestionantes nasales o fármacos para la migraña.
Finalmente, hay fármacos que pueden aumentar de forma directa la temperatura corporal, como los antipsicóticos para esquizofrenia, ciertos antidepresivos o fármacos antitusivos como dextrometorfano, o analgésicos como tramadol.En el caso de que se tome alguno de estos medicamentos durante el verano, los profesionales recomiendan que se beban unos dos litros de agua y otros líquidos, así como que se aumente el consumo de alimentos como frutas y verduras.
También es preferible evitar la exposición directa al sol durante las horas centrales del día, y se sugiere usar ropa fresca, con tejidos naturales que permitan la sudoración.
Los farmacéuticos instan a no tomar medicamentos que no hayan sido recomendados por el médico o profesional de farmacia y, en caso de duda, animan a consultar sobre la composición de los fármacos.
Los medicamentos que hay que conservar entre los 2 y los 8 grados deben utilizarse tan pronto como se hayan sacado del frigorífico.
Sin embargo, los que tienen que estar a una temperatura inferior a 25 o 30 grados suelen presentar un límite superior de tolerancia, por lo que si se rebasan "puntualmente estas temperaturas, no hay consecuencia sobre la estabilidad o la calidad de estos medicamentos".
Pese a ello, los expertos piden que se supervise también las condiciones de conservación de este grupo de fármacos. En el caso de que no contengan ninguna mención especial de conservación, se pueden exponer a temperaturas de 40 grados durante 6 meses.
Los profesionales también destacan que algunas formas farmacéuticas (supositorios, óvulos o cremas) son bastante sensibles a elevaciones de temperatura.
En el transporte personal de los fármacos se deben aplicar las mismas precauciones de conservación, entre las que se incluye el uso de una nevera portátil si es necesario.
Los expertos aconsejan que no se expongan mucho tiempo los fármacos a temperaturas elevadas como las que frecuentemente se alcanzan en los maleteros o los habitáculos de los coches expuestos a pleno sol.