Se cumplen 5 años de que conocierámos a Malala. Una chica pakistaní de 15 años que recibió un disparo de los talibanes por defender que las niñas puideran estudiar en su país. Hoy, con un Nobel de la paz a su espalda, además de haberse convertido en todo un símbolo, puede presumir de estudiar en la universidad de Oxford.
Pocas historias inspiran como la de Malala, la premio Nobel más joven de la historia. El 9 de octubre de 2012, dos talibanes subían al autobús que la llevababa a la escuela y la disparaban en la cabeza, el cuello y el hombro. ¿El motivo? Haber denunciado que en su país, Pakistan, las niñas no podían estudiar.
Su historia dió la vuelta al mundo y se convirtió en todo un símbolo. Consiguió recuperarse en un hospital inglés, pero le quedarán secuelas de por vida. Parte de su cara quedó paralizada, pero eso no la paró sino todo lo contrario. Y desde entonces ha defendido por medio mundo siempre lo mismo, la libertad y el derecho de las niñas a estudiar.
Es lo que decía cuando recogió el Nobel de la Paz dos años después. La Unión Europea también le concedió el premio Sajarov que reconoce la defensa de los derechos humanos.
Y con tan solo 16 años habló ante Naciones Unidas, donde además la han nombrado Mensajera de la Paz.
Hoy ella misma recuerda como su vida ha cambiado en estos 5 años, y presume de estudiar en Oxford, una de las universidades más prestigiosas del mundo por donde han pasado hasta 47 premios Nobel.