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Nebulosas, donde nacen y mueren las estrellas
- Grandes y bellas "nubes de gas y polvo" en las que está escrito el presente, el pasado y el futuro del Universo
Ya lo dijo Carl Sagan, “el Cosmos es todo lo que es, todo lo que fue y todo lo que será”. Y quizá de todo lo que hay ahí arriba el mejor y más bello ejemplo de ello son las nebulosas.
Hay nebulosas en las que nacen estrellas y hay nebulosas que han nacido de la muerte de una estrella. En ellas está escrito el presente, el pasado y el futuro del Universo.
“Son grandes nubes de gas y de polvo que encontramos en el espacio, normalmente formadas por hidrógeno y helio aunque puede haber otros compuestos”, explica Roberto Bravo, fundador de AstroAfición a Telemadrid.es.
Incubadoras de estrellas
Hay nebulosas que nacen de la muerte de una estrella y hay nebulosas que engendran estrellas, ‘criaderos de estrellas’. Estas últimas son más extensas, “nebulosas muy grandes en las que nacen decenas, cientos, de estrellas a la vez; en ellas el gas y el polvo se acumula en un mismo punto y da lugar a una estrella”.
“En el Universo es mucho más normal encontrar estrellas agrupadas que solitarias, como el Sol”, explica Roberto, “porque así es como nacen, agrupadas. Lo normal es que permanezcan varias juntas, es más fácil encontrar estrellas dobles o triples que solitarias”.
Nuestro Sol nació de la misma nebulosa que otras estrellas pero, de alguna manera, la nebulosa le expulsó lejos de ella hacia una vida lejos de sus hermanas. Esto resultó ser una suerte para nosotros porque es más fácil que se forme un planeta en la órbita de una estrella solitaria. Y, al final, el Sol estuvo muy acompañado.
El Sol, la estrella solitaria que creó vida
La estrella solitaria que ayudó a crear la vida en la Tierra no es una de las mayores. Se formó hace unos cinco mil millones de años y dentro de otros 5.000 millones terminará su vida, pero no se marchará ‘a lo grande’, como una supernova, con una enorme explosión.
El sol será más ‘discreto’: “el núcleo se irá comprimiendo al ir generando cada vez menos energía y las capas exteriores se irán despegando hasta ser expulsadas al no tener ya capacidad para retenerlas” explica Roberto. De esta manera, al irse apagando, el sol “formará una ‘nebulosa planetaria alrededor’ que se irá expandiendo hasta perderse en el espacio”.
Hay diferentes tipos de nebulosa según su origen. Las ‘nebulosas planetarias’ nacen de la muerte de una estrella. “No tienen nada que ver con un planeta”, dice Roberto “se llaman así porque vistas desde la Tierra, con un telescopio, son pequeñas y tienen forma redondeada”.
“Las estrellas supermasivas sí explotan en supernovas, es una explosión muy energética que expulsa gas de manera violenta, sus restos no tienen esa forma redonda y compacta, son grandes hilos de gas que han sido expulsados violentamente, como un velo”. Roberto nos explica que las nebulosas que se forman de esta manera reciben el nombre de “remanente de supernova”.
Dos ‘remanentes de supernova’ muy conocidas son la Nebulosa del Velo y la Nebulosa del Cangrejo. Entre las ‘nebulosas planetarias’ más famosas se encuentra la del Anillo, la Hélice y la Nebulosa del Ojo de Gato.
La luz de las nebulosas y las nebulosas oscuras
Las nebulosas también se pueden clasificar por sus características. “Hay nebulosas de emisión, así llamadas porque emiten su propia luz ya que tienen estrellas cercanas que ionizan el gas y le hacen brillar, y hay nebulosas de reflexión, que no reciben bastante luz para que se produzca esta reacción pero sí suficiente para reflejar la luz de las estrellas próximas”.
Las estrellas del cúmulo estelar Las Pléyades tienen alrededor una nebulosa ‘de reflexión’ que brilla con una luz azul, color que indica que son estrellas muy jóvenes (se han formado apenas hace 120 millones de años) y con una temperatura muy alta.
La nebulosa de Orión, situada al sur del Cinturón de Orión, es una de las más brillantes y peculiares, “es una nube tan grande que tiene regiones que emiten luz y regiones que reflejan la luz”.
Y existen las llamadas ‘nebulosas oscuras’ o ‘de absorción', nos ilustra Roberto. “Una nube de gas y polvo en el espacio que no está cerca de estrellas y nos impide ver lo que hay detrás, el ejemplo más claro es la Nebulosa Cabeza de Caballo”.
Mirando hacia el interior de la Vía Láctea
En verano es más fácil observar nebulosas “porque la parte nocturna de la Tierra está mirando hacia dentro de nuestra Galaxia”, hacia la zona más ‘poblada’ por estos cuerpos celestes.
“En primavera miramos hacia fuera de la galaxia” y por tanto vemos menos nebulosas pero, a cambio, “es más fácil ver otras galaxias”.
El verano se acaba pero aún podemos disfrutar del increíble espectáculo de contemplar una nebulosa. Roberto nos recomienda la Nebulosa de La Laguna: “está situada en las constelación de Sagitario, se ve a simple vista, sin telescopio”. Se trata de una incubadora, un criadero de estrellas con una actividad muy intensa. Para localizarla en el cielo nocturno “hay que dirigir la vista al sur”.
Otras nebulosas requieren la ayuda de un telescopio. La espectacular ‘Nebulosa del Velo’, por ejemplo, se puede ver desde Madrid “pero es necesario utilizar un telescopio grande, de 25-30 cm y un filtro de oxígeno”. Si quieres profundizar en la contemplación del cielo, AstroAfición realiza observaciones nocturnas durante todo el año, así como cursos y talleres de astronomía en Madrid y alrededores.
Los colores de las Nebulosas
Telescopios como el Hubble y el James Webb nos ofrecen espectaculares imágenes de nebulosas llenas de color de una manera en que nosotros jamás podríamos verlas. Roberto explica que son fotografías que se realizan ‘en falso color’, con filtros diferentes por longitudes de onda diferentes. “Después se superponen y a cada canal se asigna un color”.
Sacar una imagen con nuestro telescopio “nos daría una imagen más uniforme y su color se parecería más a lo que sería capaz de captar nuestro ojo”.
En todo caso, aunque a simple vista no podamos ‘ver’ esos increíbles colores, arriba, en el cielo, hay un maravilloso espectáculo que todas las noches abre el telón cuando se pone el sol.