Sí hay algo contrario a la obsolescencia programada es el programa Voyager de la NASA y otros de los concebidos y lanzados en la década de los 70 del siglo pasado.
Los 'viajeros' de la agencia estadounidense han rebasado todas las expectativas de durabilidad, funcionamiento, distancia y descubrimientos científicos.
Ahora La NASA mantendrá encendidos los instrumentos de su misión Voyager 2 unos años más de lo previsto con una nueva estrategia de energía, lo que permitirá aún más revelaciones del espacio interestelar.
Lanzada en 1977, la nave espacial Voyager 2 se encuentra a más de 20.000 millones de kilómetros de la Tierra y utiliza cinco instrumentos científicos para estudiar el espacio interestelar.
Para ayudar a mantener esos instrumentos en funcionamiento a pesar de la disminución del suministro de energía, la veterana nave espacial ha comenzado a usar una pequeña reserva de energía concebida originalmente como parte de un mecanismo de seguridad a bordo. La medida permitirá a la misión posponer el cierre de un instrumento científico hasta 2026, en lugar de este año.
MÁS ALLÁ DEL LÍMITE
La Voyager 2 y su gemela, la Voyager 1, son las únicas naves espaciales que han operado fuera de la heliosfera, la burbuja protectora de partículas y campos magnéticos generados por el Sol.
Las sondas están ayudando a los científicos a responder preguntas sobre la forma de la heliosfera y su papel en la protección de la Tierra de las partículas energéticas y otras radiaciones que se encuentran en el entorno interestelar.
"Los datos científicos que las Voyager están devolviendo se vuelven más valiosos cuanto más se alejan del Sol, por lo que definitivamente estamos interesados en mantener la mayor cantidad de instrumentos científicos en funcionamiento el mayor tiempo posible", dijo en un comunicado Linda Spilker, científica del proyecto Voyager en Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA.
Ambas sondas Voyager se alimentan con generadores termoeléctricos de radioisótopos (RTG), que convierten el calor del plutonio en descomposición en electricidad. El proceso de deterioro continuo significa que el generador produce un poco menos de energía cada año.
Hasta ahora, la disminución del suministro de energía no ha afectado la producción científica de la misión, pero para compensar la pérdida, los ingenieros han apagado los calentadores y otros sistemas que no son esenciales para mantener la nave espacial en vuelo.
Si el nuevo enfoque funciona bien para la Voyager 2, el equipo también podría implementarlo en la Voyager 1.
UNA MISIÓN HISTÓRICA
La misión Voyager originalmente estaba programada para durar solo cuatro años, enviando ambas sondas más allá de Saturno y Júpiter.
La NASA amplió la misión para que la Voyager 2 pudiera visitar Neptuno y Urano; sigue siendo la única nave espacial que se ha encontrado con los gigantes de hielo.
En 1990, la NASA volvió a extender la misión, esta vez con el objetivo de enviar las sondas fuera de la heliosfera. La Voyager 1 alcanzó el límite en 2012, mientras que la Voyager 2 (que viajaba más despacio y en una dirección diferente a la de su gemela) lo alcanzó en 2018.