La lucha de Zenib, madrileña, musulmana, feminista y oro mundial en Kenpo
EFE
La historia de Zebib Laari empieza en San Cristóbal de los Ángeles, un barrio del distrito de Villaverde y de los más vulnerables de Madrid donde esta joven, musulmana y feminista, creció en el seno de una familia marroquí y empezó a practicar kárate hasta que en 2017 se convirtió en campeona mundial de Kenpo.
En una entrevista con Efe, esta filóloga de 24 años carga contra el racismo y la segregación que asegura que aún hoy se dan en la sociedad y la educación españolas y explica que ha vivido en primera persona cómo los profesores dudan de las capacidades de los alumnos en función de su lugar de origen.
"Terminan excluyéndolos, marginalizándolos", dice Zenib, que pide al profesorado entender la diversidad.
Esta campeona de Kenpo, un arte marcial que se basa en la autodefensa, sigue explicando a día de hoy que puede ser española -nació en Móstoles- y tener nombre y rasgos marroquíes.
Zenib también ha experimentado la segregación en la competición, donde una de sus compañeras fue descalificada por usar 'hiyab'.
No usa hiyab; "no por convencimiento", sino porque se he dado cuenta de que las dificultades de competir con velo "iban a ser mayores", algo que ha provocado que no sea considerada entre los musulmanes como un buen referente para las mujeres.
"No te consideran parte de su comunidad, hay un medio rechazo tanto por la sociedad de acogida como de origen porque nunca terminas de adecuarte a ninguna", lamenta.
En su opinión, los hijos de migrantes "sienten un problema de identidad impresionante" porque "no son capaces de saber si son parte de la sociedad española".
Como solución, esta filóloga que se enganchó a la literatura por Bécquer y se ha especializado en español para extranjeros porque "hace falta", receta deporte y un mayor presupuesto en los distritos del sur de Madrid.
Ante el "escapismo" que ve en las aulas, defiende que en menor o mayor medida a todos los jóvenes les gusta un deporte y en el juego "se da una uniformidad". No hay magrebíes o chinos, sino "otro deportista".
En su caso, llegó al kárate tras probar, "hiperactiva" como se define, todos los deportes que se ofrecían.
"En la competición me fue yendo bien casi desde el principio, seguí y seguí hasta que en 2017 me convocaron para ser parte de la selección". A Lisboa, confiesa, llegó sin grandes expectativas pero salió con un oro -como campeona en Kenpo- y una plata, en dominio de armas.
Medallas en una práctica deportiva en la que hay tan pocas mujeres que durante tres años compitió en categorías masculinas.
Ahora, son más las mujeres que se interesan por las artes marciales aunque "por desgracia", dice que lo hacen para estar preparadas ante agresiones o violaciones, que han sufrido o temen sufrir.
Feminista, Zenib afea que se defienda sobre todo un feminismo "eurocéntrico" de "una clase social concreta" y reclama que dé voz "a todas las mujeres, no solo a las de una clase o raza determinadas".