Niños y adolescentes que han padecido cáncer y aún sufren sus secuelas tienen una novedosa y original terapia rehabilitadora en el mayor túnel de viento de Europa, Madrid Fly, que se encuentra en la localidad madrileña de Las Rozas. La práctica del vuelo en simulador, la sensación de flotar en el aire sin alas, sirve -según los resultados del estudio- para que los pacientes de oncología infantil mejoren en sus secuelas físicas y psicológicas.
Hace un año se abrieron las puertas de este túnel y con ella la esperanza de la Asociación Voloterapia y la Asociación Oncológica de Madrid (ASION), que vieron el centro como una nueva esperanza para ayudar a los pequeños.
La población de la que se han recogido datos es de once niños y niñas de 5 a 17 años que han sufrido distintos tipos de cáncer y tratamientos médicos, de los que se han derivado secuelas de diferente índole desde físicas y motoras, cognitivas, psicológicas, emocionales hasta sociales.
Vestidos con sus pequeños monos, como si fueran pilotos menudos de Fórmula 1, aparecen los "grandes" protagonistas del evento, niños que a pesar de su corta edad han tenido una vida dura.
Entre ellos Samuel, de siete años, que, con una sonrisa de oreja a oreja, mira el túnel con ganas de volver a probarlo. "Me lo paso muy bien, nunca me ha dado miedo, se lo recomiendo al resto de niños que no lo han probado", explica el tímido chico de Cercedilla.
Acompañado por su madre, Rosa Borrell, Samuel acude un día a la semana a Las Rozas para realizar esta actividad. "Le ha venido muy bien; hemos notado una mejora en el movimiento y al relacionarse con otros niños", explica ella.
Otro de los "voladores" es Héctor de diez años, al que le gusta mucho volar por "la sensación que mola un montón de gravedad cero". "He hecho muchos amigos le recomiendo a los niños que lo prueben", dice.
Su padre, que permanece a su lado, explica que volar le ayuda mucho al niño. "Tampoco sabíamos si iba a servir para algo pero ha sido un avance tremendo. Cada vez que salen con una cara de felicidad tremenda es una satisfacción", explica y agrega que llevan cinco años luchando contra la enfermedad.
Los resultados de la muestra destacan, en líneas generales, que esta actividad ha supuesto para los niños un "aumento de su confianza y autonomía". "A nivel físico se han observado mejoras en aspectos relacionados con el control del equilibrio", explican.
En cuanto al nivel psicológico, estos "vuelos" han supuesto una mejor "percepción de autoeficacia, autonomía y autoconfianza, a medida que avanzan en las sesiones"."El 80 % de los participantes ha manifestado que la práctica de vuelo le ha ayudado a extrapolar logros a su vida diaria, reforzando los conceptos de autoconfianza y autoestima", detallan.
El enfermero e instructor de vuelo de Voloterapia, Ricardo Panero Paniagua, ha explicado a Efe que esta idea empezó por sus deseos de "ir más allá" en las rehabilitaciones con los niños en una actividad multidisciplinar entre fisioterapeutas y psicólogos.
Panero ha señalado que se puede ver la evolución en los niños, algo que les ayuda a "superar una pequeña barrera" y que resulta muy beneficioso para las secuelas que han desarrollado. "Una vez que lo prueban lo hacen muy bien, sin miedo", añade.
Por su parte, la coordinadora general de Asociación Oncológica de Madrid (ASION), Manuela Dominguez, ha recalcado que en diez sesiones de vuelo la "mejora en el equilibrio de los niños es fantástico". "Sobre todo los niños que han sufrido tumores cerebrales".
La unión de la "rehabilitación a través del juego" es una de las ideas "estupendas" que ha provocado este actividad ya que muchos de los pequeños sufren dolores con los trabajos mientras que el túnel del viendo "les recupera y les divierte", algo que es "doblemente satisfactorio".
Asimismo, las organizaciones explican que a partir de abril el proyecto continuará con la segunda fase, "que consistirá en trabajar desde la Voloterapia, para seguir comprobando los beneficios del vuelo para éste, y otros colectivos".
El director comercial de Madrid Fly, Daniel Morata, ha destacado la labor "social responsable" de la empresa con "aquellos colectivos más desfavorecidos, sobre todo entre la población infantil, en riesgo de exclusión social y con capacidades diferentes proporcionándoles la posibilidad de cumplir el sueño de volar". No obstante, durante este año la empresa donará 12.000 euros en responsabilidad social, para una actividad que durante su primer año ha contado con más de 19.000 personas.