Otras diez maneras de ver Madrid desde lo alto... y gratis
Miradores naturales y monumentales sobre la capital, sobre villas de la región y sus espacios naturales
REDACCIÓN
La Bola del Mundo, el mirador más alto y relativamente accesible que se puede encontrar en la región, a 2.257 metros de altitud. Ciento es que Peñalara con sus 2.430 metros le supera pero no permite las vistas al sur que ofrece la Bola o Alto de Guarramillas.
Se llega hasta aquí desde el Puerto de Navacerrada. Luego habrá que caminar cuesta arriba un rato por una pista de hormigón. Es un esfuerzo al alcance de la mayoría y con una gran recompensa al final.
En el alto se puede ver al sur y al este las poblaciones serranas del pie de monte y la capital con algunas de sus torres. Al oeste la continuación serrana y en el llano destacando el silo de Navalcarnero. Al norte los montes carpetanos con el mencionado pico Peñalara y la extensa planicie castellana.
La Biblioteca Municipal Luis Rosales de Carabanchel, de acceso libre, es un magnífico mirador sobre el sur de la capital. Desde la cristalera de la segunda planta se puede observar la extensión carabanchelera hasta el Manzanares y más allá Arganzuela y los edificios del Centro.
Podemos combinar las vistas con la lectura de alguno de los libros que sobre Madrid existen en las estanterías y sentarnos cómodamente frente al paisaje urbano.
El Cerro de los Locos en la Dehesa de la Villa es otro de esos puntos de Madrid que como el Cerro Garabitas de la Casa de Campo o Las Siete Tetas de Vallecas combinan naturaleza y observación urbana.
El de Los Locos es accesible desde muchos puntos (Sinesio Delgado, a través de la Ciudad Universitaria, desde la trasera de Francos Rodríguez o caminando desde cualquier otro punto del propio parque. Las vistas pueden completarse desde el cercano Mirador de la Dehesa de la Villa.
El Cerro de los Ángeles, en Getafe, es además de un estupendo lugar para observar Madrid desde lo alto un conocido lugar de esparcimiento y peregrinación. Un bosquete rodea este monumento al que muchos suponen erróneamente que es el centro de España.
Desde aquí se contempla principalmente el paisaje hacia las vegas de Madrid, el Parque Regional del Sureste y el Parque Lineal del Manzanares.
Menos atractiva puede ser la vista hacia los desarrollos urbanos en el eje de la Autovía del Sur, pero también nos puede servir para darnos una idea de la enorme conurbación existente en esta parte de la región.
El Monte Gurugú situado en los Cerros de Alcalá es uno de los puntos más interesantes del Corredor del Henares para contemplar, por un lado, la ciudad complutense y su relieve urbano Patrimonio de la Humanidad.
Y por otro, el contraste de la enorme explanada que contiene localidades como Villabilla, Nuevo Baztán, Valverde u otras madrileñas y también otear las tierras de La Alcarria de Guadalajara. Moviéndonos a lo largo de este monte de resonancias militares en Marruecos podemos alcanzar otra elevación: el Ecce Homo.
Desde este Ecce Homo o Pico de la Vera nuestra vista alcanza a ver, según la claridad del día, las elevaciones de Somosierra, la Sierra de Ayllón, poblaciones al otro lado de la A-2 comoDaganzo, Meco o Camarma.
El balcón de la Huerta de la Partida, dentro de la Casa de Campo y en el entorno de Madrid Río, es una pequeña elevación sobre lo que antaño fueron tierras de labor y jardín de plantas medicinales. Ahora algunos frutales, losas de granito y un esbozo de ría componen este entorno.
Pero si levantamos la cabeza tendremos una magnífica vista de buena parte de la cornisa de la capital. Con el Palacio Real, la Catedral de la Almudena y más a nuestra izquierda la Plaza de España con la Torre de Madrid y el Edificio España.
Aconsejable acudir a la Huerta de la Partida antes de la puesta del Sol, cuando los edificios adquieren tonos anaranjados a medida que se produce el ocaso.
La Silla de Felipe II, en San Lorenzo de El Escorial, es mirador regio o eso se cuenta. Desde allí Felipe II vigilaba, dicen, las obras del monasterio, los progresos y los continuos añadidos a los que era aficionado el monarca.
El emplazamiento es desde luego imponente. A la vista tenemos una de las maravillas de la arquitectura renacentista encajada entre el bosque de La Herrería y las alturas del Monte Abantos. Un poco más allá se extienden los robledales hasta El Escorial y las estribaciones más norteñas de la Sierra de Guadarrama.
El acceso a este lugar es muy sencillo. Desde la propia población de San Lorenzo de El Escorial en un fácil paseo a través de La Herrería o incluso dejando el coche aparcado a la sombra de las peñas donde se sitúa la Silla, tomando la M-505 y luego el desvío que señaliza este lugar.
El Mirador de Alfonso XII en el Parque de El Retiro, es la mejor manera de conocer desde las alturas este jardín histórico clavado en mitad de Madrid. El monumento inmemorial del rey que cierra uno de los lados del estanque de El Retiro tiene una torre que destaca entre la columnata.
La torre es hueca y en lo alto se aloja un mirador que permite las vistas del parque y otros puntos de esta parte de la ciudad como el Barrio de Salamanca o la Gran Vía. El acceso es gratuito pero para poder subir y ver hay que inscribirse en alguno de los paseos que organiza el Ayuntamiento de Madrid.
Uno de los atardeceres más bonitos de Madrid se puede contemplar desde el Picón del Cura, en Paracuellos de Jarama. Una balconada natural acondicionada como parque que se vuelca sobre el Aeropuerto de Barajas.
De hecho no es extraño encontrarse con aficionados 'spoters' tratando de fotografiar los aviones que despegan, aterrizan o se mueven sobre las pistas. A este espectáculo de tráfico aéreo se suma el de los modernos edificios de la terminal que brillan en la puesta.
Detrás las torres de la prolongación de la Castellana y el propio paseo con los edificios de las sedes bancarias, el complejo de AZCA y más a la izquierda el Pirulí de Torrespaña.
Si giramos a la derecha, tenemos Alcobendas, Colmenar Viejo, La Pedriza y la Cuerda Larga de la Sierra de Guadarrama entre otros puntos destacados.
La última propuesta de mirar Madrid desde arriba es la maqueta de León Gil de Palacio, en el Museo de la Historia de Madrid. El centro de la capital tal y como era en el siglo XIX condensado con mucho detalle en casi 20 metros cuadrados.
Es una auténtica obra de arte en su elaboración y precisión, con las casas, plazas, iglesias, palacios y monumentos allá por 1830. Se puede ver cómo ha cambiado la ciudad, lo que permanece, lo que ya no está y cómo ha ido evolucionando la trama urbana de la ciudad.
El Museo de Historia de Madrid es en sí un monumento. Fue el antiguo Real Hospicio de San Fernando, obra de Pedro de Ribera, con una impresionante portada de estilo churrigueresco. Está situado en la calle de Fuencarral 78.