Cada día vamos conociendo nuevos casos de estafas que se realizan por a través de correos electrónicos, mensajes de texto o llamadas. Y es que los delincuentes siempre están inventando nuevas formas de poder robar a las personas a través de estadas cada vez más sofisticadas y difíciles de detectar.
Es el caso de Patricia Garralda, que un día recibió un correo alertándole de que alguien había entrado en su cuenta del banco a través de la aplicación. Inmediatamente, esta mujer llamó a su sucursal pero no pudo hablar con nadie por lo que colgó y a los pocos minutos recibió una llamada en la que figuraba el mismo teléfono de la entidad.
Al descolgar, una persona que se identificó como miembro de su banco, le advertía que la seguridad de su cuenta estaba comprometida y la aportó una serie de datos personales como su nombre y su dirección, haciendo que Patricia confiase por completo en que estaba hablando con la entidad.
Finalmente, el estafador solicitó a la víctima una serie de datos y la pidió que saliese de la app, por lo que ahí ellos obtuvieron el control total de la misma y consiguieron retirar todo el saldo que ella tenía.
Ahora Patricia lucha porque el banco reconozca que sus datos personales fueron comprometidos y que se responsabilicen de ello, puesto que fue ese el motivo por el que cayó en la estafa.